07

542 44 1
                                    

narra alessia 🤍

La cena transcurrió llena de risas, anécdotas y chistes. Todos compartieron sus vivencias y desearon lo mejor, a pesar de ser paises rivales.

Ariel y yo grabamos un par de escenas y charlamos un poco sobre como arreglar las partes y expresé algunas de mis ideas.

Durante la cena, los chicos se habían manejado con el alcohol, ya que habían llegado a la linea permitida, sumado a que mañana entrenaban. Los únicos que seguimos tomando fuimos Ariel y yo, que no había nadie que nos detenga y aunque mañana teniamos que grabar el entrenamiento, eso no se nos pasó por la cabeza durante la noche.

Tal vez, gracias al alcohol en el sistema, al llegar al predio no fui a las habitaciones como el resto. Me desvie, muy silenciosamente, del grupo y caminé directo a la cancha, sacandome las botas en el camino.

Al llegar salté la puerta y suspiré al sentirme de nuevo en una cancha. Mi cabeza me empezó a jugar una mala pasada, ya que al cerrar los ojos empecé a reproducir las voces, los hinchas, las canciones que solían cantar. Podía sentir mi corazón latir rapido y las ganas tremendas que me daban de agarrar una pelota y solo jugar. Ojala hubiera sido distinto...

No pude evitar sonreír.

—Parece que tuvimos la misma idea.

Abrí los ojos y rapidamente me encontré con Emiliano, que estaba con una pelota en su antebrazo y con los guantes en el hombro.

—¿O solo me seguiste? —añadió, con una sonrisa picara.

—No, yo no soy como vos, no persigo gente como psicopata. 

Emiliano se acercó a mi, en el camino empezó a fruncir el ceño, mirandome extrañado.

—¿Tengo algo? —enfrenté.

—Ah estas re mamada —entendió—. Con razón el olor a vino puro que tenes encima.

—Tomé solo un poco —resté importancia—. No tengo catorce años.

—¿Ah no?

—No —confirme orgullosa—. Soy libre de tomar lo que yo quiera.

Emiliano rió ante lo que dije y a mi tono utilizado. Me pateo la pelota, la cual agarré al instante.

—¿Y qué haces acá? —le pregunté—. Que yo sepa, esta totalmente prohibido para jugadores.

—Esta totalmente prohibido para todos, pero tampoco hay seguridad.

Asentí por lo que dijo, tenía razón, no se veía a nadie cuidando la zona y tampoco habían mas cámaras que las de la entrada.

—No me respondiste lo otro —recordé— ¿Qué hacés acá?

—¿Y vos?

—Yo pregunté primero, Emi —dije en un tono meloso, llamandolo por primera vez "Emi"

El arquero sonrió y yo solo levanté una ceja.

—Estoy conociendo la cancha, mentalizandome —respondió al fin.

—¿Le tenés miedo a Arabia Saudita? —seguí con las preguntas.

—No se como se manejan como equipo, pero tienen buenos jugadores —dijo simple—. Ahora vos ¿Qué haces acá?

Ni yo sabía que hacia acá.

—Estoy... creo que fue mas culpa del alcohol —dije sincera—. Digamos que fui guiada.

narra emiliano


°

Esta mina tenía un pedo increible, se había tomado todo. Con eso decidí que ya era hora de entrar e irnos a dormir, encima mañana tenia entrenamiento y ella grabación.

—Bueno, vamos a dormir que mañana se labura —dije, encabezando al hotel.

—No quiero —se negó—. Anda vos y yo me quedó.

Volví solo para mirarla, pero ella me ignoró y siguió mirando el cielo.

—Alessia mañana trabajas —le recordé—. No podés dormir acá afuera, te van a cagar a pedo.

—Que lo hagan —le restó importancia.

Me quise ir y dejarla a ella con sus problemitas, para que aprenda. Pero al hacer cuatro pasos hacía las habitaciones, algo interno me frenó y me hizo sentirme culpable.

No podía dejarla acá, ya veo que se pierde en medio de Qatar y terminan secuentrandola y siendo comida para perro. Todo seria mi culpa y no quería cargar con ese peso.

Agarré sus botas y la tomé de la cintura para levantarla como un saco de papa.

La escuché quejarse y resongar atrás mio, cosa que no me detenía, hasta que empezó a agarrarse de las paredes y todo lo que encontrara a su alrededor para evitar que caminara. Siete años tiene.

—Alessia, dale —pedí, con tono fuerte—. Estos berrinches me los hace mi hijo de cuatro años.

—Debe ser re tierno —murmuró.

—¿Santi? —pregunté y la sentí afirmar con la cabeza—. Si, es un amor.

—¿Se parece a vos?

—Es identico a mi, no sabes —le conté, con una sonrisa en la cara—. Es igual a mi de chiquito; en actitudes, gestos, fisicamente... igual.

—¿Y Ava?

—Ava es una bebé todavía, pero la veo mas parecida a Mandinha —respondí.

Se formó un silencio y ella se aclaró la garganta.

—¿Nunca pensaste arreglar tu matrimonio? —preguntó, haciendo que tensara la mandibula.

Me tomé mi tiempo para hablar, no era algo que pudiera responder tan facil.

Force mi agarre al muslo de Alessia, y ella ya se dejaba caer sobre mi hombro con total libertad.

—Sí. Por mis hijos y toda nuestra vida —dije en tono bajo—. Por los años juntos.

—¿Por qué no lo hiciste?

—Porque por algo se dieron las cosas, creo mucho en que todo pasa por algo.

Llegamos a su habitación y la bajo con cuidado, arrugando su vestido a la pasada, pero no pareció importarle demasiado.

Puso su mirada fija en mi, acción que imité. Me relamí el labio inferior mientras guardabamos un silencio profundo.

A los segundos, ella formó una sonrisa leve.

—Sos muy bueno y al mismo tiempo muy odiable —murmuró.

—"Bueno" soy y estoy —aproveché a joderla, haciendo que ella hiciera un gesto con los ojos.

—Nos vemos mañana, lamentablemente —se despidió, abriendo la puerta.







°
MUY probablemente tenga algunos errores, me la pase borrando y agregando cosas y no hice la lectura final. Pero tengo el cerebro QUEMADO de escribir tres putas fanfics al mismo tiempo y si escribo una palabra mas ME SACO LOS OJOS... besis💋



 besis💋

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAÓTICOS [Dibu Martinez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora