Dance with me at the end of time - UnbotheredGoose

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El fic no me pertenece. Es una TRADUCCIÓN de 'dance with me at the end of time' de UnbotheredGoose.

* Link del autor: https://archiveofourown.org/users/UnbotheredGoose/profile

* Link del fic original: https://archiveofourown.org/works/33959266

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Etiquetas y decisiones

El día en que decidió hacerlo había sido horrible, pero su decisión parecía completamente lógica en aquel momento. Ya no, por supuesto. Había visto demasiadas cosas, sentido demasiadas cosas, como para volver a plantearse semejante posibilidad. Pero, en aquel momento, había tenido mucho sentido.

Empezó por simple curiosidad. Harry estaba disfrazado y solo, porque quería ver qué había en el callejón Knockturn. Entró en una de las tiendas, una librería, y le llamó la atención un libro específico sobre pociones. En la portada del libro aparecía un pocionista sosteniendo lo que se llamaba una poción de Dicha Eterna.

Harry se sintió lleno de deseo.

Robó el libro y se encontró leyendo cada uno de los párrafos de la poción. El libro le prometía que si uno bebía una poción como ésa, al cabo de cierto tiempo se encontraría en un estado de dicha eterna, tranquilidad y calma, sin preocupaciones ni estrés. Había parecido agradable. Quizá Harry debería haber sabido lo que le iba a pasar, quizá no debería haber confiado en un libro que robó en una tienda del callejón Knockturn, pero aquí estaba.

Y aquí estamos ahora. Arrepintiéndonos.

Entonces llegó el día olvidado. Fue después de una de sus detenciones con Umbridge, y su mano gritaba con la cicatriz que lo perseguiría para siempre. No debo decir mentiras.

No había mentido, en ese momento. No había mentido cuando dijo que el Señor Tenebroso había resucitado. Pero ahora se preguntaba si no sería mejor que Harry se hubiera quedado callado. Si hubiera dejado que Cedric se fuera solo. Harry no necesitaba la fama eterna, y había querido abandonar el torneo desde el principio.

Harry decidió entonces que estaba cansado de jugar al héroe. Agotado, incluso.

Todo el mundo lo había dejado atrás, por culpa de Voldemort, de un Chico-Que-Sobrevivió que está cansado de ser. Odia la etiqueta, odia que el mundo entero lo vea sólo como eso. Él es Harry y sólo Harry. Al menos para sí mismo. Ni siquiera para sus amigos.

Eran los únicos que le creían. Y a pesar del consuelo que la confianza debería haberle causado, le causó aún más dolor. Hermione y Ron le veían de otra manera, le trataban de otra manera, como si sólo esperasen instrucciones sobre cómo ayudarle a matar al Señor Tenebroso y acabar con esta guerra.

Todos los que alguna vez lo amaron (lo amaron de verdad) están muertos por culpa de las etiquetas que lleva. Desde que era un niño pequeño. Y los que lo amaban que no estaban muertos vivían sus vidas sabiendo que probablemente morirían pronto, una vez que la guerra estallara propiamente. Una vez que el Señor Tenebroso les pusiera las manos encima para dañar a Harry.

Lo odia.

Draco Malfoy lo empujó escaleras abajo por una etiqueta. Snape le gritó por una etiqueta. Dumbledore, y Harry lo sintió de verdad por el director, había puesto toda su fe en un bebé por una etiqueta.

Lleva muchas etiquetas. Tonto, monstruo, estúpido, obstáculo, héroe y muchas otras, que le habían puesto muchas personas. Harry solía llevarlas con orgullo, como regalos, cosas que le hacían especial, pero ya no puede soportarlo. La gente ya no le trata igual.

Y está harto de ello, de tener que estar a la altura de sus expectativas.

Harry es, de hecho, un excelente pocionista, a pesar de todo lo que le dice Snape. Él lo sabe, porque sabe que no es tan estúpido como Snape supone que es. De hecho, desde que Harry descubrió que tendría problemas con Pociones, empezó a practicar y a estudiar la asignatura. No lo sabía todo, no como Hermione, pero sabía lo suficiente. Sólo necesita un libro, tranquilidad, falta de presión y fe en sí mismo para embotellar la gloria y la fama.

Y como sabe esto, se cuela en el laboratorio de Pociones, a altas horas de la noche, cuando Filch seguramente asumirá que es el profesor Snape entrometiéndose en las cosas, intentando hacer nuevas pociones o creando un plan de clases para la semana siguiente. Aún le duele la mano por el castigo de Umbridge.

Harry tiene un plan. Puede que no sea el mejor plan, pero acabaría con todo.

Se acabaron las etiquetas.

Así que abre el libro, es un libro Oscuro, uno que no debería tener, uno que robó de una tienda del callejón Knockturn, se recuerda a sí mismo, intentando convencerse de que debe parar de una vez; y empieza a preparar. Dicha Eterna, a pesar de sus efectos casi milagrosos, era una poción muy fácil de preparar. Requería ingredientes sencillos que se podían encontrar en cualquier sitio y apenas se tardaba una hora en prepararla. La poción que había preparado Harry era igual a la del libro, y se sentía muy orgulloso de sí mismo.

Volvió a los dormitorios de Gryffindor con un vial, uno propio, no se atrevería a tocar los viales de Snape, no se atrevería a robarle; lleno de un líquido transparente, muy parecido al agua. Esto serviría, acabaría con el dolor que siente.

Va a beberlo antes de irse a dormir. Pero... algo. No lo hace, se detiene justo cuando el vial está a centímetros de su boca. Sabe que algo va mal.

¿Consideraría la poción su historia como causa de estrés? ¿Sacrificaría su historia, las bases de esta, para darle la tranquilidad que ansiaba?

Harry abrió el libro, pero no encontró respuesta. Decidió que lo mejor era no arriesgarse. Arrancó un trozo de papel de uno de sus cuadernos, y escribió:

- Tu nombre es Harry Potter.
- Naciste el 31 de julio de 1980.
- Tus padres, Lily y James Potter, murieron cuando eras un bebé, así que no los conocerás.
- Eres un mago.

Hay muchas otras cosas que no quiere que ardan dentro de su cabeza cuando beba la poción, pero no las escribe. Estas son suficientes. Esto es lo que necesita saber, para esta próxima etapa de su vida.

Salud.

Bebe la poción.

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Nota del autor: ¡Reescribí este capítulo!