𝐎𝐂𝐓𝐀𝐕𝐎 𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎;; 𝘭𝘦 𝘦𝘯𝘴𝘦𝘯̃𝘰 𝘢 𝘶𝘯 𝘢𝘥𝘶𝘭𝘵𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘧𝘢𝘯𝘧𝘪𝘤

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SULLY

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SULLY

A ver, encuerado, encuerado no estaba

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A ver, encuerado, encuerado no estaba.

Lo que paso fue que cuando abrí la puerta, lo primero que vieron mis preciosos ojos fue la espalda descubierta junto a las largas piernas del tipo. Estaba a punto de colocarse un pantalón cargo marrón oscuro, pero fue interrumpido por el grito que solté al ver a Mathias en mi cuarto solo en ropa interior. Solo un par de boxers negro puestos que, para mi gusto, estaban demasiado ajustados...

Digo, eso te puede cortar la circulación o sea... ¿Es posible tener así de grande y definido el trasero? Que envidia...

¡Pero eso no es lo que importa ahora!

Lo que importa es el susto y el como mi alma casi se me sale por la nariz cuando eso fue lo que vi al entrar a mi sagrado y bellísimo cuarto (es una pocilga, pero mi desorden es mi desorden).

Me cubrí los ojos como si de la cosa más horrible y contagiosa se tratase.

— ¡¿Qué te pasa?!—Grite cuando la puerta se cerró a mis espaldas—¿Quién te dijo que podías estar ahí desnudo donde sea?

Le di un vistazo fugaz a Mathias y este me miro ceñudo con su intención de colocarse el pantalón en pausa, ocasionando que mis ojos divaguen a lugares que no les incumben. No mames, esos muslos son del tamaño de mi cara.

Indeseada Cercanía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora