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Narcissa se quedó mirando, olvidándose momentáneamente de sí misma.
No había visto a Sirius desde que tenía dieciséis años, y el joven en que se había convertido no era menos guapo que entonces. Era más alto que ella -aunque Narcissa no era bajita, ni mucho menos-, su cuerpo delgado y enjuto lo hacía incluso más alto que Lucius. Los ojos de Sirius eran grises, como los de su marido, pero mucho más oscuros y cálidos, llenos de picardía y melancolía a partes iguales.
Sirius también miraba fijamente a Narcissa. Se horrorizó de sí misma cuando sus mejillas enrojecieron bajo su mirada -es mi primo, por el amor de Merlín-, pero no pudo evitarlo. Era tan indiscutiblemente atractivo que resultaba difícil no sentirse cohibida cuando aquellos ojos la examinaban.
Ladeó la cabeza, con el pelo cayéndole graciosamente sobre la frente. —"Puedes hablarme, ¿sabes?", —dijo, con una media sonrisa divertida dibujada en los labios. —"No vayas a pillar algo".
Narcissa miró nerviosa a lo largo de la calle. Estaba claro que Sirius estaba bromeando sobre el hecho de que él era la desgracia de la familia, pero en realidad estaba muy nerviosa por si se lo encontraba. Después de todo, sabía perfectamente que él pertenecía a la Orden del Fénix.
—" Um, " —ella comenzó en una voz pequeña. Vaciló y luego respiró hondo, las interminables y agotadoras lecciones de etiqueta que había tenido que soportar de niña por fin le hicieron efecto. —"Buenos días, Sirius —dijo secamente.
Él sonrió. —"Buenos días a ti también", —respondió él, con los ojos brillantes. Luego su mirada se desvió hacia Draco, que intentaba sentarse en los brazos de su madre para verlo mejor. —"Hola", —dijo Sirius alegremente, doblándose por la cintura para dirigirse al bebé.— "¿Y cómo te llamas?"
Narcissa estaba a punto de apartar instintivamente a Draco de él, pero para su asombro su hijo soltó de pronto una risita encantada e intentó alcanzar a Sirius con una mano enguantada.
La sonrisa de Sirius se ensanchó y sacó la mano del bolsillo de la chaqueta para permitir que Draco le agarrara el dedo índice. —"Merlín",— dijo, mientras Draco arrullaba feliz. —"Tiene bastante agarre. Algún día será un buen Buscador".
—"Draco, basta", —murmuró Narcissa, intentando apartar la mano de su hijo. Pero el pequeño se negó en redondo a soltarla, así que ella se rindió rápidamente. —"Lo siento", —dijo, mirando a Sirius. —"No suele ser tan amistoso con los extraños".
—"Quizá sepa que somos familia",— dijo Sirius suavemente, acariciando la cabeza de Draco con la otra mano. —"Draco, ¿eh? Veo que sigues la tradición Black de los nombres astrológicos".
Narcissa esbozó una pequeña sonrisa. —"En efecto", —contestó. —"Aunque fue mi marido quien lo eligió".
Sirius asintió, mientras Draco seguía agarrándole la mano, sonriéndole todo el rato.— "Ah, sí",— dijo conversando. —"¿Cómo está... Lucian?".
Narcissa frunció los labios. Sirius sabía perfectamente que su marido se llamaba Lucius, pero parecía que su primo no había perdido las ganas de enemistarse suavemente con todo aquel que se cruzaba en su camino.
—"Lucius está bien", —respondió ella con altivez.
Mentira.
—"Oh... Lucius", —dijo Sirius.— "Sí, ese mismo. Falmoy, ¿verdad?"
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DEMONS - Una precuela de Cally Lockhart ✔️
AcakEs 1981 y Lucius Malfoy acaba de matar a un hombre. A pesar de que el asesinato le ha asegurado su lugar como mano derecha del Señor Tenebroso, Lucius está luchando con sus demonios internos. La víctima tenía una hija, y cuando Lucius mira a su prop...