Seis meses después, paradas cerca de una roca en lo alto de una colina que dominaba un campo de brezos, se casaron.
Una, con unos sencillos pantalones negros y una camisa campesina blanca, esperaba nerviosamente a que llegara su novia. Jugando con las mangas de su blusa, Camila no se quedó quieta hasta que vio la mirada acerada de su padrino y esperó como todos los demás a que apareciera Lauren.
Él había sido el hombre que le había salvado la vida, y ahora protegía en su mano unas bandas de oro que se cambiarían en sólo unos minutos. Steven le dio un guiño rápido a Camila y miró a la familia y los amigos sentados en sillas plegables blancas a unos metros de distancia. Mirando a los ojos de su esposa, articuló las palabras "Te amo" y luego miró a su pequeño hijo, Anthony, acunado en sus brazos. El niño comenzó a lloriquear como si fuera una señal, y Stephen puso los ojos en blanco, riéndose entre dientes mientras se volvía hacia la mujer que estaba a su lado. Al ver la mirada en los ojos de Camila, Steven siguió su mirada y no pudo evitar decir: "Guau".
Con un vestido blanco suelto y sosteniendo un ramo de rosas y cardos cerca de su pecho, del brazo de su padre, Lauren subía lentamente la colina. En su zapato había seis peniques, puestos allí por su padre como era la tradición escocesa, y sobre su hombro una faja de tartán Jauregui. Mantuvo los ojos en Camila, sin mirar ni una sola vez para asegurarse de que pisaba bien, y sin tropezar, Lauren se detuvo a unos metros de la mujer que amaba.
Mike miró a su hija por un momento antes de inclinarse para besarla en la mejilla. Respirando hondo, tomó la mano de Lauren y la colocó en la de Camila. "Te doy la mano de mi hija, y ella te da su corazón". Tomando la faja de Lauren, dijo: "Estos son nuestros colores... nuestro tartán, y ahora, son tuyos".
Colgándolo sobre el hombro de Camila, Mike le dio un suave beso en la mejilla y, respirando entrecortadamente, dio un paso atrás.
Habían acordado un servicio sencillo, y después de que el pastor pronunciara sus palabras, llegó el momento de que hablaran por su cuenta. Sonriendo suavemente ante el nerviosismo que vio en los ojos de Camila, Lauren le dio un apretón a su mano, pidiendo permiso en silencio para ir en contra del plan y hablar primero, y viendo que Camila asentía, Lauren tomó un anillo de la mano abierta de Steven y lo colocó en el dedo de Camila.
"Con este anillo, te prometo mi amor... por siempre y para siempre. Prometo ser tu esposa, tu amante y tu amiga. Prometo estar ahí para ti en la salud y en la enfermedad, en los avances y retrocesos, en los nervios y las pesadillas, en las inseguridades y los miedos. Nunca vacilaré en mi amor por ti, porque tú me completas, Camila... y tú eres la razón por la que respiro".
Camila parpadeó para contener las lágrimas mientras Lauren deslizaba el anillo en su dedo. Sabía que le temblaban mucho las rodillas, y aunque había practicado cien veces las palabras que quería decir, cuando Camila miró a los ojos de Lauren, su mente se quedó en blanco.
Camila respiró hondo y rápidamente lo siguió con otro mientras su corazón comenzaba a acelerarse, pero cuando miró el anillo de bodas en su dedo, sus ansiedades desaparecieron. Aunque la mayoría de las palabras aún se le escapaban, le sonrió a Steven y, cuando él abrió la mano, Camila tomó el anillo de la palma. Deslizándolo en el dedo de Lauren, dijo "Con este anillo, te doy mi amor, mi corazón y mi alma... mientras ambas vivamos. Prometo ser tu esposa, tu amante, tu amiga y la madre de tus hijos sin importar cuántos decidas que deberíamos tener". Camila hizo una pausa por un momento y, ofreciéndole a Lauren una sonrisa débil, dijo, "Tenía muchas cosas que quería decir aquí hoy, pero parece que me he olvidado de la mayoría".
"Está bien, no-"
"Cariño... no he terminado", dijo Camila en voz baja.
Lauren se sonrojó al escuchar una risita entre los invitados como una ola. Mordiéndose el labio, se disculpó en silencio con su futura esposa poniendo los ojos en blanco.
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Dame una Razón (camren)
FanfictionInteligente, segura de sí misma y hermosa, Camila Cabello lo tenía todo hasta que una noche fue a ayudar a una amiga y pagó por ello... con una sentencia de por vida en el infierno. Cuatro años después, su sentencia es anulada, pero el daño ya está...