El Sol

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Al día siguiente, la diosa del amor subió a la terraza de su aposento, con el objetivo de tomar un poco el sol.

No es por broncearse, sino que, estar afuera sería algo bueno para ella.

Tenía un vestido algo cómodo y un sombrero, por si acaso.

No es algo que fuera a ayudarla mucho, pero era mejor que nada.

La rubia se sentó en una tumbona y se relajó un poco.

Eso la pondría a pensar menos o al menos, desconcentrarla un ratito.

Solo quería pasar un rato, asoleandose y sin que nadie, la juzgase.

Aunque también tenía en mente ser precavida, debido a que cualquier disturbio podría llevarla a un montón de problemas serios.

El sol estaba siendo un poco fuerte, perfecto para un día en la playa o para comer un helado

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El sol estaba siendo un poco fuerte, perfecto para un día en la playa o para comer un helado.

Helios estaba en el cielo, sin nada que hacer, ya que había acabado su trabajo y no le haría mal vigilar a los demás para su propia diversión.

Con el rabillo del ojo vió a dioses haciendo pleitos... ya saben; cosa de todos los días.

No había nada interesante que fuese por ver, hasta que notó a un dios se acercaba a él.

Al fin algo interesante que pueda hacer.

Hey Helios.

Hola Hermes, ¿Que necesitas de mí? El gran dios sol que sabe de mucho y quién podrías confiar siempre.

El dios mensajero ignoró su arrogancia y preguntó.

¿Has visto a Afrodita? Hace días que no la veo y ayer le invité a hacer algo pero no vino.

Afrodita. Ese nombre le daba escalofríos a Helios.

Ya que tenían una gran enemistad debido al tema amoroso y a la gran trifulca que hubo mucho tiempo atrás.

No habían hecho las pases.

No se donde está esa mujer frunció el ceño y cruzó los brazos. Pero, haré el intento de ver...

Miró hacia todas partes y observó, en una terraza, a la diosa, con un sombre encima.

¿Ella está vestida de negro? Pensó para si mismo.

Se dice que el color negro es un color que atrae al sol, así que eso explica la manera rápida de encontrarla.

Pero aún así, le extrañó su vestimenta.

Afrodita no suele vestirse con ropaje de colores tristes o tonos fríos.

No lo pensó mucho y le dijo a Hermes, la ubicación de la diosa.

𝑳𝒂 𝑹𝒂𝒛𝒐́𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora