¹ 𝐋𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐀 𝐂𝐎𝐋𝐓𝐀 | ʰᵒᵍʷᵃʳᵗˢ ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ ✓

DRACO MALFOY

PRIORIDADES
original: @elysian-i

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ADVERTENCIAS: Smut, Soft fluffy Smut, Fingering, maybe a small bit of dom/sub?

AÑORANZA, PUTREFACCIÓN, CODICIA.

Había pasado un día, desde que empezó la mañana y abriste los ojos con las sábanas vacías y una nota garabateada junto a la almohada, y un anhelo que se pudrió en ti el resto del día.

No era mucho pedir que tu novio te tomara por la mañana y te diera un comienzo productivo para el día, ¿verdad? No era 'necesitado', sólo una mera necesidad.

Su estúpida nota y las frases aún más estúpidas escritas en ella.

'Hoy tengo entrenamiento de quidditch, no podré quedar contigo en lo que queda de día'.
-Amor, Draco.

Estúpida, estúpida nota y un ardor aún más estúpido en el bajo vientre.

Así que, durante el resto del horrible día, fuiste de clase en clase, comiste en algunas, dormiste en algunas, estudiaste en algunas, y echaste de menos a Draco en todas.

Echabas de menos sus manos y la forma en que se entrelazaban con las tuyas, sus besos en la cara, su voz profunda y provocadora... oh Dios, esa voz.

Esa voz de ensueño, profunda, hermosa, increíblemente excitante. La forma en que hablaba en susurros bajos mientras te apretaba contra la cama, y besaba tu cuerpo desnudo, y hacía promesas y amor.

Su cuerpo delgado, sobre el tuyo, mirándote a los ojos, su pelo cayéndole sobre las sienes mientras bombea dentro y fuera de ti, una y otra vez.

Mierda.

No deberías estar teniendo fantasías sexuales con Draco en clase de Encantamientos.

Ni siquiera habías visto su cara por la mañana, ni siquiera lo habías besado.

Y simplemente, al carajo esta mierda. Porque, si necesitabas a Draco, entonces lo tendrías, y él se entregaría a ti, porque confiabas en que lo haría.

Era tuyo, por supuesto que cuidaría de ti.

❤︎︎

—Uh, ¿Draco?—dijiste, llamándolo a los vestuarios. Lo habías visto entrar, así que seguramente estaría por ahí.

—¿Cariño?—dijo, desconcertado. Se detuvo. Te miró fijamente un momento y luego dejó caer su equipo en un banco.

Entonces quisiste regresar corriendo al castillo porque probablemente no se alegraría de verte aquí, había estado ocupado todo el día y ahora tenía que ocuparse de ti y...

Todas esas inseguridades se hicieron a un lado cuando sonrió, cálidamente, y comenzó a caminar hacia ti.

Dos grandes manos te rodearon y te atrajeron hacia él, enterrándote en su pecho y besándote cariñosamente en la frente.

—Hola—, sonrió mirándote. Le devolviste la sonrisa, levantaste la mano y le besaste con fuerza. No tenía sentido ocultar tu deseo, así que simplemente lo expusiste.