La Luna Viene a Mí [Trad-Español]

Capítulo 34

[Aviso: Agregué más info en la introducción y también dos imágenes de Tao y Lin, también corregí algunos errores desde el cap 1 al 9. ]

CAPÍTULO 34

Tao Xi no sabía que sus logros habían causado revuelo en el condado de Qingshui.

El director de la escuela secundaria No.1 de Qingshui sacó con entusiasmo una pancarta de cálida celebración y la colgó en la puerta de la escuela. Algunos estudiantes que tenían una actitud negativa hacia la clase en vivo se inspiraron para comenzar a asistir a las clases en serio, y todos los estudiantes se dedicaron al estudio de la clase en vivo, manteniendo exactamente el mismo ritmo de aprendizaje que la escuela secundaria No.1 de Wenhua.

Si bien el director había visto el glorioso futuro de la educación en el condado de Qingshui, Tao Xi estaba muy confundido acerca de su propio futuro romántico.

Desde que supo que Qiao Yitang y Lin Qinhe se conocían, Tao Xi no se atrevió a buscarla para seguir haciendo preguntas sobre cómo perseguir a las personas.

Pero recordó que Qiao Yitang le había dicho que una vez que descubriera que a la persona que le gustaba también podría gustarle, podría encontrar un momento para confesar sus sentimientos.

Como resultado, estaba mareado todos los días en la ambigüedad incierta, oscilando entre "parece que le gusto" y "parece que no le gusto".

El amor secreto puede ser así, a veces brillante, a veces oscuro, a veces soleado y a veces lluvioso.

Tao Xi no buscó a Qiao Yitang, pero Qiao Yitang tomó la iniciativa de encontrarlo.

Qiao Yitang encontró el aula y llamó a Tao Xi a la puerta trasera del aula de segundo grado. Cuando vio a Lin Qinhe en la última fila mirándola, alejó un poco a Tao Xi y le contó sobre una exhibición de arte benéfica.

El domingo, el Museo de Arte de Wenhua realizará una exhibición de pintura benéfica a gran escala, y Qiao Henian, como ex presidente de la Asociación de Caligrafía y Pintura de Wenhua, fue naturalmente invitado a participar. El anciano ignoró a los detractores del organizador e insistió en asegurar dos puestos para su nieta y único alumno, aunque la ubicación no era muy buena.

"No te avergüences. Es seguro que serás vencido por un pintor profesional. Solo únete a la diversión. Creo que puedes entregar la pintura al óleo que terminaste la última vez. Se ajusta al tema de esta exposición benéfica".

Mientras hablaba, Qiao Yitang miró la piedra turquesa en la muñeca de Tao Xi y sonrió significativamente.

Creció sin saber en cuántas exposiciones de pintura pequeñas y grandes había participado, y se había acostumbrado a ellas durante mucho tiempo, pero esta exposición benéfica fue sin duda una oportunidad única. Muchos pintores jóvenes se habían apresurado a mostrar sus pinturas, e incluso si no podían hacerse un nombre por sí mismos, podían aprovechar la oportunidad para conocer a más personas.