17: El casamiento.

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invisible string — Taylor Swift.

El día del casorio había llegado. Lionel invitó a Pablo a su casa desde temprano, no por alguna razón especial, pero iba a necesitar ayuda con Juli y Leo para hacerlos ver como personas normales, en otras ropas que no fueran de fútbol (Leo) o de algún superhéroe (Juli), claramente la lucha era con el adolescente que desde un principio no quería saber nada. Lionel sospechaba que no era el casamiento lo que lo tenía así, sino algo más... pero él no sabía indagar bien en las situaciones sentimentales, quiza Pablo lo podía hacer mejor que él.

“Que carita tenés, Scaloni” dice Pablo cuando el más alto le abre la puerta de su casa, también mostrando el desastre que era su hogar. Pablo mira todo horrorizado, deja sus cosas sobre un sillón. “¿Qué pasa?” pregunta con su gesto de preocupación.

“Leo está atrincherado en su pieza, Juli duerme, y yo estoy estresado” bufa mirando al techo, Pablo se acerca y le da un beso en la mejilla, cambiando aunque sea un poco el humor de Lionel.

“¿Qué pasa con Leo?” Lionel se encoge de hombros y se da la vuelta, Pablo lo reprende con la mirada. “¿Querés que hable con él?”

“Como quieras” dice y se va a la ducha con una toalla al hombro.

“Qué humor...” murmura Aimar y se dirige a la habitación de Leo, da tres golpecitos y no tiene respuesta. “Leo, soy Pablo. ¿Puedo pasar?” hay un silencio breve hasta que el adolescente le concede el paso, Pablo ya lo cuenta como una victoria. Aimar 1 vs Scaloni 0.

Ve que Leo está con los auriculares puestos, tirado en la cama con el celular en la mano. Se sienta al borde sin molestarlo mucho, le hace un gesto para que se saque los auriculares.

“¿Te mandó el viejo?” reprocha a la defensiva, Pablo suelta una risita. Ah, le recordaba a su adolescencia.

“No, tu papá está con un humor...” Leo se ríe de ese comentario dándole la razón. “¿Y vos? ¿Cómo estas?” Pablo piensa que ese sería el momento en que Leo lo manda a la mierda, pero no es así. Ve como juega con sus manos y mira a sus costados.

“No quiero ir al casamiento” dice y hace una mueca de incomodidad. “Hoy es el cumpleaños de alguien especial, y quería estar con él” se tapa la cara con las manos y Pablo aprovecha que no lo ve para sonreír.

“¿Le dijiste eso a tu papá?” pregunta con suavidad, Leo niega aún con la cara en sus manos.

“Me da vergüenza. Se pone re gede” separa sus dedos dejando ver a Pablo únicamente sus ojos. “¿Le podés decir vos?” Pablo duda, no quiere que Lionel piensa que ‘lo pasa por arriba’ como padre.
“Es muy importante para mi” le pone cara de gato con botas, y Pablo es muy débil.

“Bueno...” cede y Leo lo abraza de repente. “¡A ver, calma!” dice con una sonrisa, le da unas palmaditas. “Tenés que confiar en tu papá igual, no siempre voy a estar para hacer de mensajero” dice suave pero advertencia, Leo asiente y Pablo lo deja solo.
Ahora venía la parte difícil, encarar a Lionel.

Se lo encuentra apenas sale de la habitación. Y es como una escena de película. La toalla envuelta en su cintura, el torso desnudo y las gotas de su cabello mojado resbalando por la frente, haciendo una carrera en todos los rasgos faciales de Lionel. Pablo no sabe cuanto tiempo aguanta sin apartar la mirada y poniéndose más colorado que nunca, es más, siente que el sonrojo le provoca quemaduras de tercer grado, insolación. Lionel no se queda atrás, pero como siempre, decide hacerse el canchero.

“Permiso, Payasito”  le dice al oído, Pablo se aparta lo más rápido que puede, casi que corre. Cuando llega al living otra vez siente la necesidad de chequearse el pulso para saber si sigue vivo.

¡papá! • scaloni, aimar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora