Nuestro espadachín acaba teniendo el mismo problema de siempre y sí, perdió el rumbo de su camino. Esta vez no será como las otras veces, no se topará con nuevos enemigos si no con algo exquisitamente adictivo y no, no sé trata de su acostumbrado sa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nunca en toda su vida se había sentido tan avergonzado.
Con la mandíbula apretada intentó disimular lo aparentemente rojo que se encontraba, pero para su sorpresa su cuello se vió envuelto por los cálidos brazos de la castaña.
—Creo que zoro celoso, es mucho mejor que el serio que acostumbro a ver.— Susurró con una divertida sonrisa en sus labios.
—Tsk no lo estoy.— mintió evitando mirarla.
Hana con delicadeza depositó un casto beso en los labios del peliverde, quién le miró anonadado ante el dulce gesto.
—¿Que?— cuestionó un tanto nerviosa.
—¿Que de qué?— cuestionó confundido el Espadachín.
—¿Por qué me mira así?
—¿Así como?
La castaña bufó antes de volver a repetir el mismo gesto, logrando observar por segunda vez la expresión anonadada del Espadachín.
—¿Te disgusta?— Inquirio esta vez quitando poco a poco los brazos del cuello de zoro.
—Para nada,.— respondió sujetándole los brazos, impidiendo que los quitase.
—¡Oi Marimo, el arroz se va a enfriar maldita sea!— Exclamó el rubio cumpliendo su objetivo:
«Interrumpir»
—Y Hana-chaaannnn tengo algo delicioso para tí.— añadió con emoción mientras se movía de un lugar a otro, —Apresúrateee~
—Ya voy.— avisó la castaña alejándose del peliverde, —Vamos.
—Cocinero de mierda..— murmuró con enojo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Kana.
—Es Hana.— le corrió entre carcajadas la castaña.
—Oh bueno, Hana a qué no puedes hacer esto.— comentó escalando una de las telas del barco lo suficiente como para lanzarse y dar una vuelta en el aire hasta caer de pié.