𝗖𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗧𝘄𝗼

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𝗦𝗽𝗮𝗰𝗲 𝗚𝗶𝗿𝗹 - Frances Forever

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𝗦𝗽𝗮𝗰𝗲 𝗚𝗶𝗿𝗹 - Frances Forever

Chaiya y Kuina estaban camino al hospital para ver a la mamá de la japonesa. Kuina le había contado partes de su vida a la pelinegra excepto que no nació como mujer, Chaiya le propuso ser de compañía en su camino al hospital cosa que Kuina aceptó.

El camino al hospital había sido tranquilo para ambas, el caminar hasta el hospital siempre había sido algo extraño para Kuina ya que se mezclaban sus nervios junto con la preocupación por su madre y es que ella hacía todo por su madre. Chaiya se conmovía con lo que Kuina le compartía y lejos de sentir pena por ella decidió apoyarla.

- Cuando tengas que ir al hospital, llámame e iré contigo.- Dijo la tailandesa pasando su mano por el hombro de Kuina la cual le dedicó una sonrisa.

- Gracias.-

- No es nada, es lo mínimo que puedo hacer por ti.- Dijo la pelinegra sonriente.

"Lo mínimo que puedo hacer por ti." ¿Cuál sería lo máximo que haría entonces? Eso era lo que se debatía en ese momento sin saber que ni Chaiya sabría el límite, la extranjera había logrado encariñarse con las pocas semanas que convivieron juntas.

Kuina se había vuelto importante e irremplazable para Chaiya, ambas eran amigas, amigas que aveces se besan y es para qué engañase ambas sentían una atracción magnética una por la otra.

- Chaiya.- Llamó Kuina la atención de su amiga.

- Kuina.- Respondió esperando a que la chica de rastas le contestara.

- ¿Qué somos?- Preguntó deteniéndose en la entrada del hospital.- Quiero saber qué somos.-

Como si un balde con agua se hubiese volcado sobre la pelinegra, así se sintió la pregunta de Kuina. Chaiya había tenido una que otra relación pero nunca fue a ella a la que le preguntaron qué tipo de relación tenían y si bien Kuina no lo sabía no quería que eso fuese algo molesto para ella, la indecisión de la chica era agobiante.

Chaiya no sabía qué eran y tampoco sabía que quería Kuina que fuesen pero no había duda para la pelinegra de que no le importaría ser para Kuina mientras pueda seguir junto a ella y no es que Chaiya estuviese enamorada de Kuina, si no que ya no solo tenía atracción hacia ella si no que ahora le tenía un gran aprecio y cariño.

- ¿Qué quieres que seamos?-

El silencio de Kuina hizo que un impulso por tomar su mano apareciera en Chaiya y eso hizo relajando así a su amiga la cual apretó su mano para entrar al hospital mientras pensaba en una respuesta.

-No lo sé.-

Un risa salió de forma silenciosa de la boca de Chaiya y es que la chica era adorable para los ojos de ella.

- Bueno, que te parece si seguimos con lo que sea que seamos hasta que tu o yo sepamos bien lo que queramos en realidad.- Propuso la extranjera.

Era más que evidente que ninguna quería obligar a la otra y a Kuina le gustaba que la chica intentase pensar en todo para su comodidad.

- Bien, me gusta esa idea.-

Ambas llegaron al mesón del hospital donde Chaiya pidió ver a su madre y ambas fueron guiadas por una enfermera.

Ambas llegaron al mesón del hospital donde Chaiya pidió ver a su madre y ambas fueron guiadas por una enfermera

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- Espero que la situación de tu madre mejore pronto Kuina.- Dijo la enfermera al llegar a la puerta de la aviación.- ¿Ambas van a entrar?entrar.- Preguntó desviando un poco su mirada a Chaiya la cual le sonrió.

- No, solo Kuina.- Dijo con amabilidad antes de despedirse de la enfermera la cual desapareció al final de pasillo.- Es de los pocos momentos que tienes con tu mamá, disfrutalos.-

Kuina le sonrió y dejó un pequeño y rápido beso en los labios de Chaiya antes de entrar a la habitación de su madre. Chaiya se apoyó en la pared para esperar a Kuina.

Kuina era linda con ella, y los pequeños arrebates de besos que le daba a la chica eran su forma de expresarle cariño cosa que Chaiya entendía y disfrutaba.

El tiempo que Kuina estuvo con su madre fue el suficiente para que a la chica de cabello oscuro le ganase un poco el sueño, sin embargo debían ir a su trabajo después de esa visita. Kuina salió de la habitación de su madre y sonrió al encontrarse a con Chaiya arrodillada en el suelo con la cabeza escondida entre sus rodillas y pecho.

- Oye Chaiya, tenemos que irnos.- Susurro lo suficientemente fuerte para que la chica se removiese en su lugar.

Chaiya levantó su vista y sonrió al ver a la chica de rastas frente a ella.

- ¿Ya nos vamos?- Preguntó la pelinegra estirando sus brazos.

- Si.-

Ambas chicas se dispusieron a caminar a la salida del hospital, Chaiya iba mirando a gente a su alrededor, muchos doctores, enfermos y pacientes.

Ambas chicas se dispusieron a caminar a la salida del hospital, Chaiya iba mirando a gente a su alrededor, muchos doctores, enfermos y pacientes

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Al salir la extranjera volteo a ver a Kuina detenido su caminar.

- Ahora debo volver al trabajo, ¿nos vemos mañana?- Dijo Chaiya mirando las manos de Kuina.

- Claro.- Respondió la chica viendo cómo Chaiya volteaba para irse a caminar, pero ella se detuvo y regresó al frente de Kuina la cuál la miró divertida.

- ¿Te gustaría ir por algo antes de que me vaya?- Las sonrisas de Kuina y Chaiya crecieron.- Yo invito.-

- Vamos.- Dijo finalmente Kuina cruzando su brazo con el de su amiga dirigiéndose hacia la calle.

Al momento de que ambas cruzaran aparecieron fuegos artificiales que no notaron hasta que la gente se aglomero.

- ¿Fuegos artificiales?¿Para qué?- Preguntó Kuina esperando que alguien lo dijiese, pero no, una luz potente cegó a todos los que estaban ahí.

La luz se desvaneció y Chaiya abrió los ojos. Kuina no se encontraba ahí en su lugar un edificio gigante con una pantalla blanca gigante era lo que encontró a su alrededor.

¿Dónde estaba?¿Dónde está Kuina? Eran las preguntas de Chaiya.

"Zona de juego"

Una flecha indicaba otro edificio que en realidad era un gimnasio pero que emitía una luz blanca que uno de dos era un lugar para morir o uno donde sabría que estaba pasando.

Es mejor pensar en positivo.

Chaiya partió su camino al gimnasio esperando que hubiese gente y que no estuviera caminando hacia una muerte segura.

𝗔𝗧𝗥𝗔𝗖𝗖𝗜𝗢𝗡 || ᴬˡⁱᶜᵉ ⁱⁿ ᵗʰᵉ ᴮᵒʳᵈᵉʳˡᵃⁿᵈ(PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora