Emiliano:
Estaba cagado hasta las patas.
Primero, por que era mi primera vez dando sangre, segundo Francia y tercero, tenía miedo como podía reaccionar Alma al verme.Mientras a ella la llevaron a quirófano, a mi me llevaron a laboratorio.
- Sentate acá - Dice la enfermera - Ya vengo.
Me senté y esperé. Llegaron las enfermeras e hicieron todo.
Me dejaron acostado unos minutos, después ya podía irme.
Luego de unos quince minutos me levanté, con cuidado. Pero fue al reverendo pedo por qué casi me caigo.
Salí de esa sala y fui a la sala de espera, estaban Marti, Caro, Rodrigo y Nicolás.
- Veni Emi, sentate - Me dice Caro - Julián entro a ver a Almi.
- ¿Y cómo está?
- Salió súper bien todo, la bala no tocó ningún tejido importante. Solamente va a tener varios días de reposo, y después algunas semanas de rehabilitación. Pensamos que la operación iba a ser más larga, pero duró unos cuarenta minutos.
- Gracias a Dios, me moría si le pasaba algo. Igual todo sigue siendo mi culpa.
- Hey no te culpes - Me dice Nicolás - La culpa es de los ladrones del orto. A esos si hay que matarlos.
- Tenes razón hermano, además agradezcamos que Alma ya está mejor y fuera de peligro - Rodrigo se sentó al lado mío y me tocó la espalda - Todo salió bien amigo.
- ¿El resto de los chicos sabe? - Pregunte, éramos todos muy amigos, pero este era el grupo más cercano por así decirlo.
- Se enteraron por las noticias, hablamos por mensajes y algunos la vienen a ver mañana, ya que hoy quizás era muy invasivo para ella ver tanta gente.
Asiento, y veo que Juli sale de la habitación. Me levanto.
- ¿Como es..
No pude terminar por que Julián me pego un codazo en las bolas.
- Por lo de Alma, y para que no salgan iguales a vos. Con uno es suficiente. Está bien, ya se despertó.
Me agarre las bolas y me sente - Me alegro entonces.
Alma:
Poco a poco fui abriendo mis ojos, me dolía el cuerpo, más que nada la pierna.
Lo último que recuerdo son esos tipos persiguiéndome, y un disparo.
Mire al rededor, una mesita llena de flores, peluches, globos. Y a un Julián medio dormido al costado de mi cama.
- Juli - Susurré, estaba muy cansada.
- Hey, hola - Se levantó de golpe - ¿Estás bien? ¿Qué sentis?
- Me duele la pierna, y un poco la cabeza.
- Pero ya estás mejor, según el doctor estás fuera de peligro. En dos días podemos volver a casa, justo para Navidad.
- ¿Y mamá y papá?
- Están volviendo de su viaje, les dije que vengan tranquilos por que estas bien, sin riesgo a nada.
Nos quedamos unos minutos en silencio.
- Después va a venir la policía.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Para dar tu declaración, para ver si recordad a los ladrones.
- ¿Qué ladro... - Me callé y me quise pegar otro tiro en la cabeza.
- ¿No te querían robar?
- Si, si, pero no me acuerdo. - Estaba mintiendo y Julián sabía.
- Decime que paso Alma, no hay secretos entre nosotros, lo sabes.
Suspiré profundamente - ¿Prometes no decir nada?
- Si Alma, lo prometo.
- Bueno...
Le conté todo, desde lo del auto con Emiliano, hasta lo de los tipos.
- Te dije que Emiliano quería andar con vos
- ¡Julián!
- Perdón, que tipos hijos de puta, que suerte que no te atraparon, quien sabe que hubieran hecho.
- Sí, por suerte no pasó nada grave. Gracias por estar acá, conmigo.
- No tenés nada que agradecer, bueno, tenés qué descansar, mañana bien tempranito vuelvo, te amo - Se levantó y besó mi frente.
- Te amo más.
De tanto aburrimiento que tenia, me puse a jugar con mis manos.
Y se me dio por mirar la bolsa de sangre y suero que tenía a un costado.
Donante: Damián Emiliano Martínez
Tipo de sangre: 0-
Paciente: Alma Álvarez
Tipo de sangre: AB NEGATIVO
¿Emiliano me dono sangre? ¿Por qué?
Había quedado en shock, no me esperaba eso.
Ahora quería verlo, y decirle que gracias.
Estaba muy aburrida, y mucho no podía hacer.
No tenía ni un libro, nada.
Y pensar en un libro me hizo acordar a una sola cosa: Mi jefe. Que seguramente pronto dejaría de serlo, por qué voy a faltar varios días al trabajo.
Pero bueno, veremos.
Yo solo quiero ver a Emiliano.
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Para siempre - Emiliano Martínez
Teen FictionEmiliano "Dibu" Martínez, el ser más asqueroso de la tierra. Quisiera que nunca se haya cruzado en mi vida, prácticamente cago todo. Maldito ese día en el qué lo conocí. o maldito sea el día en el que lo empecé a querer.