𝐏𝐫𝐨𝐥𝐨𝐠𝐨

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La verdad, que estoy feliz por mi hermano, logro salir campeón del mundo, pero ya rompe las pelotas que me despierte todos los días con la misma canción.

-MUCHAAAACHOOOOS AHOORA NOS VOLVIMOOO' A ILUSIONAAARRR!

- Julián cerra el ORTO, DEJAME DORMIR!

- Que amargada che, con razón no tenes novio.

- ¿Y quién dijo que quiero? salí de mi habitación por favor.

- Yo conozco a alguien que quiere ser tu novio.

- Prefiero morirme vieja y sola antes de andar con ese.

- ¿Tanto odio al Dibu? Que mala che.

- Sí, tanto odio, ahora ándate. 

Julián me sacó la lengua y se fue, muy infantil para tener 22 años.

Miro la hora y eran las 10 de la mañana, bueno, hay días en los que me despierta a las 6 a.m, así que no me quejo. Me levanto y voy a la cocina, tengo hambre.

Cuando llegué al living el hambre se me fue por completo, estaba Emiliano, mejor amigo de mi hermano.

Lo miré y le dije:

- ¿Qué onda, no tenes casa vos?

- ¿Vos no tenes vida? Siempre pendiente a los demás.

- Chúpame la pija.

- Ehh - Dice Julián - Alma volve a la cocina, no jodas.

- El que jode sos vos, "Arañita".

Me hacen enojar entre los dos, pero bueno, admito que yo empecé.

Después de desayunar me cambié para ir al trabajo.
Trabajo en una librería, media tarde, ya que estoy estudiando medicina y necesito ahorrar.

Vivíamos en Capital, en un barrio privado ya que todas y todos estaban locos por mi hermano, y necesitaba seguridad.

Estoy orgullosa de todo lo que logró, de cómo salió adelante. Lo único malo que hizo, fue hacerse amigo de Emiliano, pero bueno, todos tienen errores.

Después de media hora en auto, llegué a la librería, era bastante amplia, y tenía un dueño completamente asqueroso.

- Buenos días Juan.

- Que raro vos Alma, siempre tarde.

- Sabes como es el tráfico, además fueron cinco minutos.

Me miró mal y se fue.
Juan es un hombre de unos 57 años, un viejo bastante pervertido, creo que le caigo mal, pero no me hecha del trabajo por qué soy la única que traba acá.
Es pesado, mandón, insoportable e infumable, pero paga bien, y bueno, la plata es plata.

Terminé mis 5 horas de trabajo y me fui, eran las cinco de la tarde, había entrado a las doce.

Llegué a casa y entré, por lo visto no hay nadie.

Voy subiendo a mi habitación cuando desde el baño se escucha un ruido, parece ser el de la ducha.

Miro la puerta, estaba entreabierta, y vi lo que no vería nunca en mi vida.

A Emiliano en pelotas.

Para siempre - Emiliano Martínez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora