14. Puedo renunciar pero no olvidar

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¡Maratón 2/2!

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¡Maratón 2/2!

—¡Neteyam! —Corrí a toda velocidad por la aldea

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—¡Neteyam! —Corrí a toda velocidad por la aldea. Prefería aferrarme a la esperanza de que fuera mentira, que realmente él seguía en la isla y todo había sido un malentendido.

Necesitaba aferrarme a esa idea...

—¡Neteyam, por favor! 

Mis gritos eran desgarrados debido a los sollozos y las lágrimas, salían cargados de desesperación; estaba siendo muy difícil.

—¡Lo siento! ¡Perdóname por favor! ¡Neteyam! 

Al no tener respuesta, caí de rodillas al suelo tapándome la cara con las manos. 

Todo había salido de la peor forma posible; no entendía como ni porqué habíamos llegado hasta ese punto.

—Perdóname, por favor...

Sabía que no me escucharía, ni si quiera sabía si le volvería a ver. No sabíamos a donde se lo habían llevado ni porqué; las esperanzas caían. Pero a pesar de todo, aunque no me oyera, me desgarraba el hecho de saber que se lo habían llevado antes de poder si quiera hablar con él, de decirme como me sentía y cuánto lamentaba todo lo que había pasado.

Mi hermana Tulkun tenía razón, todos cometemos errores y no por eso debía odiarle de por vida. No valía la pena tirarlo todo por ello, después de todo se merecía mi perdón. Neteyam lo había dado todo para estar conmigo a expensas de no estar con su familia, y lo traté así...

¿Y sí no le volvía a ver? ¿Y sí jamás podía disculparme y arreglarlo?

—¡Ngayä! 

Oí la voz de mis hermanos llamarme a lo lejos y levanté la cabeza para mirar hacia atrás.

Aonung llegó corriendo y se tiró al suelo de rodillas para abrazarme; consolándome. Eso solo hizo que sintiera aún más libertad para llorar y desahogarme sin importarme quien pudiera observarnos desde lejos.

Skawng // NeteyamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora