Skawng // Neteyam

22. Defensiva

Maratón 1/?

¡He vuelto! 💙💙💙😩

—Por favor, por favor, por favor ven conmigo. No aguantaré esto yo sola, ¡y lo sabes! —Lancé un grito de frustración a la vez que le miraba totalmente frustrada.

—¿Y quedarme de extra? Ni muerto, hermanita. Lo siento, pero me temo que de esto vas a tener que encargarte tú sola —me miró burlón y se giró para andar, dándome la espalda.

Maldito Skawng.

—¡Aonung! ¡Por lo que más quieras no seas así! Prometimos que por ser de la misma edad nos ayudaríamos; que seríamos inseparables y el mejor apoyo para el otro —me posicioné frente a él con los brazos cruzados, provocando que tuviera que dejar de caminar.

Bufó frustrado y me miró de arriba a abajo con una clara amenaza de que me apartara. Para su mala suerte, rendirme no entraba en mis planes; al menos no tan pronto.

—¿Por qué no se lo pides a Neteyam? Si estáis tan unidos como para iros de viaje estoy seguro de que no le importará acompañarte.

Miré con sorpresa su expresión molesta y entonces algo hizo click en mi cabeza.

—Aonung... ¿Estás celoso? 

Una sonrisa divertida se expandió por mi rostro al darme cuenta de que mi hermano estaba realmente molesto por lo del viaje y el hecho de que el primer Na'vi con el que había viajado no era él; como nos habíamos prometido de pequeños.

 Mi hermano podía comportarse como una autentico Skawng en muchas ocasiones pero, por mucho que tratara de ocultarlo, yo era su mayor debilidad. Siempre había sido así, ya que nos criamos toda nuestra vida juntos; al ser de la misma edad nos mantuvieron muy unidos para que nos apoyáramos entre nosotros. En cierto sentido me sentía algo mal por Tsireya, nuestra hermana, la cual nunca pudo entender como era la conexión entre nosotros por ser tan cercanos en nacimiento.

—No estoy celoso. Solo me cabrea que te fueras de viaje con él antes que con tu hermano —me fulminó con la mirada y me rodeó para caminar hasta la orilla; donde volvió a detenerse—. Pero no es por eso. Ngayä, esto es algo que tienes que afrontar tú sola; sin la ayuda de nadie.

Llegué hasta donde él estaba y suspiré, bajando las orejas.

Tal vez Aonung tenía algo de razón en eso, había cosas que estaban hechas para que las afrontara sola. Ya era una adulta, y tal vez pronto sería tsahík; debía empezar a lidiar sola con mis propios problemas y arreglarlos de igual forma. Aonung tenía razón en eso, él no podía interponerse entre mis propios desafíos.

—De acuerdo... Iré sola.

Mi hermano me dio una leve sonrisa y apoyó su mano sobre mi cabeza, en señal de apoyo y cariño.