❝gorgona❞|| kookv

capítulo dieciocho

Taehyung se despertó con un calor abrasador en la parte inferior de su cuerpo. Sentía la piel demasiado tensa y caliente. Gimió mientras se estiraba en la espaciosa cama. Un olor familiar pero extraño invadió su nariz y su mente. El olor de Jungkook. Era denso en el aire. Cubrió su lengua como lo hizo hace muchos años.

"¿Estás despierto?" La voz grave y familiar sobresaltó a Taehyung. El omega abrió los ojos y encontró a Jungkook sentado a su lado. "Te has desmayado por el calor", explicó el alfa. Taehyung apenas registró las palabras. La sed le secaba la garganta. Era casi doloroso. Jungkook debió de darse cuenta. Ayudó a Taehyung a sentarse y a beber.

"¿Dónde estoy?" preguntó Taehyung mirando alrededor del dormitorio desconocido. La vista sobre la ciudad insomne le recordó que ya no estaba en el dominio de las gorgonas.

"En mi casa", respondió Jungkook mientras dejaba el vaso ya vacío. "El médico te ha quitado la ropa", añadió señalando el atuendo de Taehyung. Era una de las camisas de Jungkook. Era demasiado grande para el cuerpo menos musculoso de Taehyung. Le caía de lado, dejando al descubierto el hombro y parte del pecho. Jungkook apartó la mirada, demasiado tentado por la visión. "El médico me informó de que el agotamiento te provocó el calor".

Taehyung asintió. Se frotó la cara con cansancio. "Quiero irme a casa", murmuró. Su cuerpo se negaba a cooperar. Cayó rendido sobre el cómodo colchón.

"Ya es tarde para eso", dijo Jungkook poniéndose de pie. "Te traeré algo de comer. Si te sientes un poco mejor, puedes darte una ducha. Puedo ayudarte", se ofreció. Taehyung resopló. En lugar de coger la mano, Taehyung se apoyó en la mesilla. Un rápido vistazo al reloj digital le informó de que era más de medianoche. Taehyung miró a Jungkook. ¿Se había quedado el alfa a su lado todo ese tiempo? A juzgar por la situación, eso parecía. Taehyung no quiso darle más vueltas al asunto. Una ducha sonaba celestial.

La cena consistía en sopa fría; incluso eso pesaba demasiado en el estómago de Taehyung. Se le antojaron dulces. Jungkook no se lo permitió por indicación del médico. Taehyung fue después al baño. Sus calores nunca habían sido tan intensos. Su piel se calentó. Sus mejillas se pusieron rojas. Le dolía el pecho. Su intimidad palpitaba y rezumaba resbaladiza.

"Se debe a mis feromonas", proporcionó Jungkook con orgullo indisimulado. "Tu calor", añadió al notar la mirada confusa de Taehyung. "Estabas pensando en voz alta", se rió Jungkook. "Tu calor es así de intenso porque tu cuerpo está respondiendo a mí. Ya tomé un supresor de olor para no abrumarte".

"El olor de Yoongi es mucho más fuerte que el tuyo", resopló Taehyung. Se negaba a darle ninguna satisfacción a Jungkook.

"Sin embargo, reaccionaste ante mí", sonrió Jungkook. Sus ojos se tiñeron de rojo. Taehyung se estremeció. Una brisa fresca sopló desde el ventanal. Taehyung gimió por el frío repentino. El sudor cubrió su piel. Aunque nunca lo admitiría en voz alta, su cuerpo reaccionó de forma bastante sorprendente ante Jungkook. "Jungkook sacó a Taehyung de sus pensamientos. "Los primeros días después de instalarme en el dominio, tuve un celo".

"Me da igual", murmuró Taehyung. Jungkook rió suavemente. "Ahora voy a darme un baño", anunció Taehyung caminando de vuelta al dormitorio. Se fijó en el baño contiguo que había allí.

"Llámame si necesitas ayuda", dijo Jungkook mientras veía a Taehyung huir de la cocina. Se lamió los labios saboreando el aroma de Taehyung en su lengua. No era nada abrumador, pero su entrepierna seguía respondiendo. Con un suspiro, Jungkook se volvió hacia los platos sucios. Prefería mantenerse ocupado antes que pensar en el seductor omega, seguramente desnudo, en su cuarto de baño.

Taehyung se instaló en el dormitorio principal para pasar la noche. No le daba vergüenza ocupar la cama de Jungkook. Permitió que el alfa durmiera donde quisiera en el ático, siempre que no fuera en la misma habitación. Taehyung se metió otra camiseta. Jungkook no se quejó. Dormir no le resultaba fácil. Taehyung gemía y se retorcía en la enorme cama. El calor nunca le nublaba el juicio. Ojalá lo hiciera. Al menos, habría tenido una excusa para el acto incalificable que ansiaba cometer.