Capítulo 23

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En cuanto llegué a mi casa, me vestí rápidamente, ya que en 40 minutos Pedri vendría a buscarme en coche. Decidí ponerme un vestido largo negro de satén, un poco ajustado pero no demasiado. Me maquillé, usando rizador de pestañas, rímel, iluminador y pintalabios. Una vez terminado, me levanté de la silla y fui a elegir unos zapatos. Después de mirar cuáles combinaban mejor con mi ropa, decidí ponerme unos tacones negros, no muy altos pero que me dejarían a la altura de Pedri más o menos.

Alguien tocó el timbre y bajé corriendo para abrir, sintiéndome nerviosa. Era Pedri, con unos pantalones negros y una camiseta blanca. Estaba guapísimo.

—Hola, preciosa —dijo él.

—Hola —respondí. Salí de casa y, antes de cerrar la puerta, grité:

—¡Isaak! ¡Salgo a cenar con Pedri!

—Está bien, después hablamos —dijo Isaak, y cerré la puerta, yendo con Pedri hacia el coche.

Fuimos en coche hasta el restaurante y, cuando llegamos, nos dieron la mesa y nos sentamos. Miramos la carta y el camarero vino a tomarnos nota.

—¿Qué desean tomar? —preguntó el camarero con su libreta en la mano.

—Yo quiero pedir una lasaña, por favor —dijo Pedri.

—Y yo un cordero —dije yo, entregándole mi carta y la de Pedri.

—Perfecto, ¿y de beber? —preguntó el camarero antes de irse.

—Tráenos agua a los dos —dijo Pedri.

—Bueno, entonces, si eso es todo, en unos minutos tendrán su comida —dijo el camarero, y se fue a dar la comanda al cocinero.

—Te has puesto muy guapa, ¿eh? —dijo Pedri.

—Bueno, tú también —le respondí sonriendo.

—¿Qué tal has estado en Estados Unidos? —me preguntó Pedri.

—Muy bien, la verdad. He aprendido mucho inglés y he hecho amigos estupendos. Pero cuando acabe el año, ahí vuelvo a España. Aquí está mi familia, mis amigos y, bueno, tú —le dije, y él me sonrió al oír eso.

—Me alegra oír eso —dijo Pedri.

—Por cierto, ¿quién es ese chico que ha venido contigo? —me preguntó Pedri, bebiendo un poco de su agua.

—¿Hablas de Isaak? —pregunté yo.

—Sí, ese —dijo él.

—Ah, bueno, te explico —dije, preparándome—. Cuando llegué a Estados Unidos, estaba muy agobiada, y el primer día salí de fiesta. Esa noche, me lié con Isaak en la fiesta. Yo no sabía que él sería después mi compañero de oficina. Cuando llegué más tarde a mi trabajo, lo vi y fue un malentendido lo que pasó entre nosotros, porque él estaba borracho y yo también. Después, nos hicimos muy amigos, y el otro día me dijo que no tenía dónde ir, así que le dije que viniese conmigo —expliqué, y Pedri me miró, asintiendo.

—Eres demasiado buena persona, ¿lo sabes? —dijo Pedri, sonriendo.

—Bueno, me lo suelen decir mucho —dije, bromeando.

La conversación fue interrumpida por el camarero, quien trajo nuestros platos.

—Gracias —le dije, y el camarero asintió.

Empezamos a comer un poco en silencio, ya que no nos gusta comer hablando. De repente, Pedri dejó de comer y tosió.

—No me jodas —dijo Pedri, mirando a la entrada.

—¿Qué pasa? —pregunté, y al ver que no me contestaba, me giré y miré a donde estaba mirando. Me quedé de piedra.

Vi a Gavi y a Mara pidiendo mesa.

—Será una broma —dije, de mal humor.

Pedri se levantó y se dirigió hacia Gavi. Fui detrás de él.

—¿Qué haces aquí, tío? —preguntó Gavi.

—No, ¿qué haces tú aquí? —preguntó Pedri.

—Pues cenar con mi novia. ¿Acaso eres ciego? —dijo Gavi riendo.

—Menudo gilipollas —pensé—. Tío, tienes los huevos de presentarte donde Laia, que le has hecho un daño increíble —dijo Pedri.

—No me importa lo que le haya hecho a Laia —dijo Gavi.

—Pues a mí sí, así que empieza a tratarla con respeto —dijo Pedri, agarrándome de la cintura.

—¿Qué tal, Laia? Por lo que veo, sigues siendo igual de zorra que siempre —dijo Mara.

Pasé de discutir, así que salí del restaurante y fui a coger aire.





























Que tal estáis preciosas?

Pedri es que no te puedo querer más

Hoy subo los personajes de mi nueva historia :)

Mis chicos de traje| Pedri González y Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora