Capítulo 28

2.3K 112 37
                                    

Pedri reunía toda su valentía y abrió la puerta de la habitación del hospital poco a poco. Y allí estaba, su amada Laia, conectada a todas las máquinas necesarias para su estado de coma.

Sabía que Laia, si pudiera ver su aspecto actual, se sentiría horrible, pero para él, seguía siendo la mujer más hermosa que había conocido en su vida. Se sentó a un lado de la camilla en silencio, sin palabras, porque sabía que hablar solo desencadenaría un torrente de lágrimas.

Simplemente tomó su mano y le dijo en un susurro: "t'estimo Laia, avui, demà i sempre" - "Te quiero Laia, hoy, mañana y siempre". Lo dijo en catalán, sabiendo que a Laia le encantaba escucharlo hablar en su lengua materna.

Y así estuvo, contemplando a la única mujer que había amado. Cuando la enfermera llegó para pedirle que se fuera, Pedri, entre lágrimas, le rogó en catalán: "Si us plau, desperta" - "Por favor, despierta".

Pasaron los días en los que Pedri visitaba a Laia en silencio, su presencia siendo su única compañía. Llegó el momento en que debía regresar a Barcelona, ​​triste pero reconfortado al menos por haberla visto.

Al llegar a casa, Ansu, Ferran y Sira estaban esperándolo para preguntarle por ella. Pedri dejó sus maletas en la entrada y les informó con tristeza: "En coma".

Sus amigos se acercaron para abrazarlo, y Pedri soltó sollozos en sus brazos.

Mientras tanto, en otro lugar, Mara y Gavi discutían.

— Mara, hemos terminado — dijo Gavi, firme en su decisión.

— Solo dije una verdad — respondió Mara, la exnovia de Pablo.

— Joder, pero no puedes desearle la muerte a alguien, no importa lo mal que te caiga — replicó Gavi con desprecio.

— ¿Acaso te gusta? — preguntó Mara, sorprendida.

— ¡No lo sé! Solo sé que tú no eres la chica de la que estoy enamorado, nunca lo serás — dijo Gavi con repulsión, y se alejó.

Mara se dejó caer al suelo, desconsolada, y comenzó a llorar.

— Te odio, Laia Hernández. Siempre consigues todo. Si despiertas, te mataré yo misma — murmuró Mara con furia, entre sollozos.














































Vale, esto ya me está dando mucha pena, y van a sufrir mucho, igual que yo.

Los amo, perdónenme.

Mis chicos de traje| Pedri González y Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora