Capítulo 34

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Narrador omnisciente

Han pasado 8 largos meses desde que Laia perdió la vida en ese trágico accidente automovilístico. Los médicos lucharon por su supervivencia, pero lamentablemente no pudieron salvarla.

Para Pedri, la noticia fue como un golpe brutal que lo sumió en una profunda depresión. Cada día, se aferraba a la esperanza de que Laia aún estuviera viva, pero la realidad era implacable.

Su rendimiento en el fútbol se vio afectado drásticamente. Sus pensamientos giraban constantemente en torno al amor de su vida y a la angustia de no volver a verla nunca más. A veces, se consolaba imaginando que Laia sentiría celos si él tuviera una nueva novia, pero eso solo era un consuelo efímero en medio de su dolor.

Por otro lado, en el cementerio, Pedri se encontraba frente a la tumba de Laia, desconsolado y lleno de preguntas sin respuesta.

—¿Por qué, Laia? ¿Por qué te fuiste a Estados Unidos? ¿Por qué no volviste? ¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué me dejaste así?—preguntaba, esperando en vano una respuesta que nunca llegaría.

En ese momento, llegaron Sira y Ferran, quienes también llevaban flores para honrar a su amiga. Sira se arrodilló frente a la tumba, entre lágrimas, y pronunció unas palabras llenas de amor y nostalgia.

—Laia, te quiero muchísimo. Ojalá en otra vida podamos volver a vernos. Descansa en paz, Laieta—dijo, repitiendo estas palabras como un mantra que le brindaba algo de consuelo en su dolor.

Ferran, por su parte, no pudo articular palabra, su dolor era tan profundo que apenas podía contener las lágrimas.

Pedri, absorto en su tristeza, recibió las palabras de Sira sin apenas mostrar reacción. Pero sus palabras penetraron en su corazón herido.

—Deja de imaginar que sigue viva—le instó Sira entre sollozos, antes de marcharse junto a Ferran.

Pedri se quedó solo frente a la tumba de Laia, con el peso abrumador de la soledad y el dolor.

—¿Por qué me hiciste esto? Ahora soy yo quien se queda solo, no tú— susurró entre lágrimas antes de alejarse, sumido en su desgarradora pena.























Que nadie me mate, la historia desde un principio seria así, quería que pasase algo trágico, y lo trágico sería que la protagonista muriese.

Por si no lo habéis entendido bien os lo explico, desde que le paso el accidente a Laia ella estuvo en coma. No paso nada más con ella después de eso, lo de Griezzman y todo era imaginación de Pedri.

Desde que ella estuvo en coma, Pedri se imaginó una historia diferente, parecida pero no tan trágica, Pedri prefería pensar que ella perdió la memoria y salía con otro chico, que verla irse al cielo.

Lo siento chicas pero la historia iba a ser así desde el primer capítulo.

Porque es difícil sobrevivir a un accidente de coche.

Y me temo que esa historia está llegando a su fin, me queda el epílogo y ya habría terminado esta historia.

Gracias por todo el apoyo que me dais, los amo.

Mis chicos de traje| Pedri González y Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora