𝘋𝘐𝘌𝘊𝘐𝘕𝘜𝘌𝘝𝘌: 𝘋𝘙𝘌𝘈𝘔 𝘎𝘓𝘖𝘞

461 78 26
                                    

Miles de años después de su último encuentro, volvieron a verse, aquellos dos hermanos que habían iniciado cada uno de los Mundos, aquellos que habían comenzado todo, ahora podían terminar su rivalidad.

—Namjoon— dijo Seokjin, sonaba tan tranquilo y seguro, igual que antes, igual que siempre.

En secreto, Namjoon siempre había admirado la forma que tenía Seokjin de ser, siempre más frío pero más tranquilo, más serio pero que aún así te dejaba en libertad de hacer la tuya, pero con solo verlo... Sabías que él estaba al mando sin necesidad de hacer algo.

Namjoon nunca podía demostrar el poder de esa forma tan tranquila, y siempre lo supo, desde el principio de los tiempos.

Por ello había querido tener el control de todo, pero sabía que no podía solo, por eso tenía tantos Dioses para hacer las tareas que él no podía manejar, pero en los últimos cientos de años parecía que tantas creaciones habían agotado su energía, quizás sus poderes ya no eran lo mismo.

Estaba seguro que Seokjin, que nunca había abusado de sus poderes como él, porque él no tenía que demostrarle nada a nadie para que reconozcan su presencia, podría terminar con él tan fácil.

— Jin... — murmuró, sentía sus piernas temblar, estaba agotado, de tantas catástrofes, de destruir al joven Dios, sin lograrlo...  Quería descansar.

— Vine a reclamar lo que también es mío — dijo.

— Nunca te importó, ¿Por qué te importaría ahora? — Namjoon rió.

— Porque a tí tampoco te importa— atacó—, si te importara no destruirías todo cada vez que tengas un berrinche, si te importara cuidarías de lo que hicimos juntos, a todas las criaturas, a los Humanos y cuidarías a tus Dioses también.

Namjoon no respondió, si era sincero había dejado de importarle demasiado hacia bastante, porque encontraba todo tan repetitivo y aburrido, que su mayor entretenimiento era cuando había un problema con alguno de los Dioses.

— Vengo a buscar al Dios de Todo lo Bello también— agregó.

— Ese "Dios" — hizo comillas con sus dedos— ya no existe — dijo el moreno, sonrió y tuvo unas enormes ganas de reír, se estaba mintiendo a sí mismo—. Esa escoria no debería de estar ni siquiera en la porquería de tu Mundo.

Seokjin estaba realmente molesto por el tono de voz del otro, tan soberbio como siempre.

— Jungwon decidió escapar de tu Mundo porque era una porquería, no tengo que ni siquiera estar allí para saber que lo es— Seokjin se acercó a él a paso firme, Namjoon no retrocedió, no se movió—. Nada próspero puede crecer en la sombra del egoísmo, hermano, y tu Mundo es una prueba de ello.

>> ¿Cuántos Dioses has expulsado? ¿Cuántas criaturas has mandado a mi Mundo porque ya no cumplían con tu capricho? Ni siquiera sabes cuántos... Pero todos dicen lo mismo: Ir hacia el Inframundo es lo mejor que les ha pasado en su existencia. Y Jungwon lo sabía incluso antes de ir hacia allá, incluso encerrado en tú Mundo...

— Y así terminó— dijo Namjoon.

— No, así comenzó todo, hermano — Seokjin negó, sonriendo con algo de maldad —. ¿Crees que alguien va a poder verte del mismo modo luego de que un joven Dios lograra hacer lo que su corazón decía?

Namjoon no respondió, su mirada estaba perdida, Seokjin tenía razón.

— Rebeldía, vergüenza, valor, un cobarde de sus responsabilidades... Muchos han llamado a Jungwon de muchas formas, pero él es un Dios libre, y si él pudo hacerlo, ¿Qué te hace pensar que algún otro Dios no? Ya nadie te tomará enserio, y todos te dejarán solo.

𝙇𝘼 𝙏𝙄𝙀𝙍𝙍𝘼 𝘿𝙀 𝙇𝙊𝙎 𝘿𝙄𝙊𝙎𝙀𝙎 𝙈𝙐𝙀𝙍𝙏𝙊𝙎 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora