𝘖𝘊𝘏𝘖: 𝘡𝘌𝘙𝘖 𝘖'𝘊𝘓𝘖𝘊𝘒

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Cuando Jungwon despertó, Jongseong ya no estaba a su lado, se levantó de golpe para buscar a su alrededor, despertando al gato

— ¿Jay? — llamó, se frotó sus ojitos antes de levantarse de la cama, caminó despacio hacia afuera, en la pequeña sala de estar, que apenas contaba con un viejo sillón y una mesita, tampoco había nadie, la puerta estaba abierta, así que continuó su camino hacia el exterior.

Miró con sorpresa a los rayos dorados que decoraban el cielo, aquellos que hacían sentir tibia su piel, que alumbraban aquel mundo por primera vez, como un velo dorado que lo hacía parpadear seguido para acostumbrarse.

Y allí estaba Jongseong, su cabello oscuro brillaba en un tono amarrado, hasta algo rojizo, su piel se veía más bronceada y sus ojos oscuros reflejaban esa hermosa luz del sol, le sonrió a modo de buenos días, haciendo que su corazón se agitara.

— El Dios del Día también está aquí, y hasta trajo su Sol hacia este mundo — habló Jongseong, su voz sonaba grave y cansada por llorar tanto tiempo, aún así, sonreía, su cabello cubría parte de sus ojos, vestía ropas tan simples pero era imposible que no le quedaran perfecto, aún despeinado, sentado en el suelo sobre aquel césped que ahora parecía tan verde, Jungwon se ruborizó bastante ante aquella vista—. No sé qué habrá pasado, pero para que él sea un Dios Indeseado... Es grave.

— ¿Un Indeseado? — repitió el joven Dios—. Oh, ya sé — recordó una conversación con Sunghoon y Seonwoo de hacía tiempo atrás —. Son los que el Creador no quiere, ¿Verdad? Los que son inútiles, ¿No?

Jongseong alzó sus cejas ante esas palabras, suspiró levemente.

— Jungwon... Todos los Dioses que el "Creador" — hizo comillas con sus dedos —. Que Namjoon ha hecho, todos han tenido una función, todos son "El Dios de... Algo", todos son útiles.

>> El que ya no los quiera puede ser algo cierto — aceptó—. Pero los Dioses Indeseados solo son aquellos que... No coinciden con lo que Namjoon quiere, son aquellos que piensan por sí mismos, quienes creen en lo que es correcto y no en lo que él les diga.

Jungwon asintió, tenía un puchero adorable formado en sus labios, sentía que había metido la pata.

— Yo soy un Dios Indeseado según Namjoon, por si no te diste cuenta— dijo, con una sonrisa suave—. Y es lo mejor que me ha pasado en toda mi existencia, porque desde que él me abandonó en estás tierras... Soy libre, al fin.

— Si suena muy bonito— admitió Jungwon, deseando ser uno como él — ¿Qué haces? — preguntó, cambiando de tema, viendo la forma rara en la que estaba sentado.

— Yoga — respondió —. Es un invento de mis humanos, sirve para tener energías, para concentrarse, y para relajarse también, es bueno para la respiración... Normalmente me calma pero no está funcionando muy bien... Ven, te enseño.

Jungwon se acercó a él, sentándose frente a frente, Jongseong le mostró cómo sentarse con las piernas cruzadas, y luego acomodar el pie que quedaba debajo por sobre la pierna, haciendo que una muñeca surgiera en su rostro por la tensión en su pierna.

— No debes tensarte, debes estar relajado — le recordó, viendo como apretaba sus labios por aquella posición —. Respira hondo, y concéntrate en los rayos del sol sobre tu piel, tienes que sentir su energía y buscar tu calma.

Jungwon cerró sus ojos y le hizo caso, llenando sus pulmones de aire, dejándose llevar por el calor del sol, sintió cómo se iba perdiendo a sí mismo en la tranquilidad que lo envolvía.

Estuvo en calma hasta que sintió el tacto de Jongseong sobre su mano, abrió sus ojos para verlo, el Dios de los Humanos la tomó con suavidad.

— Lo siento por interrumpir— murmuró, lo miró con aquellos ojos oscuros y cansados, pero que no dejaban de ser hermosos, aún con esas leves ojeras y la hinchazón del sueño —, es que... Mis humanos no se sienten bien, y yo tampoco, por supuesto... Estoy muy preocupado de que el Sol esté aquí, eso no es nada bueno... El Sol era un regalo de los Dioses para ellos y si está aquí... Significa que ya no está con ellos...

— Jongseong... No entiendo tu dolor pero te prometo que todo estará bien— dijo el castaño, entrelazando sus dedos con él, por su expresión de alivio pudo notar que su dolor desaparecía —. ¿Es la primera vez que pasa esto? ¿Qué te sientes así? — Jongseong negó, frunciendo el ceño ligeramente —. Tal como ya pasó aquella vez, va a pasar esta vez también, ya verás... Tal como el día termina y vuelve a empezar, todo pasará, y serás feliz de nuevo.

Jungwon peinó suavemente el cabello del otro, apartando este de sus ojos, aquellos orbes oscuros y cálidos lo miraron sin piedad, haciendo que sus mejillas se volvieran rojas, pero no podía dejar de mirarlos, eran tan bonitos.

Lo vio sonreír, sus ojitos se hicieron más amables y pequeños, formando arrugas a los costados, sonrió con él también.

— En verdad eres muy bueno consolando, Jungwon.

— Gracias... — murmuró —. Estaba muy solo en el Mundo de Arriba, el Cre-... Namjoon, no me dejaba hablar con otros Dioses así que pasaba mucho tiempo solo, y cuando me sentía mal, tenía que consolarme a mí mismo.

Jongseong alzó sus cejas, poniendo ojitos de perrito en un expresión triste y algo sorprendida.

— ¿Por qué?

Jungwon se encogió de hombros.

— Él siempre decía que era su favorito... Su "obra maestra", solía decir, y no dejaba que nadie se me acercara, ni me hablara mucho, y nadie podía tocarme, solo él, porque yo era suyo, su creación, y eso — murmuró, incómodo, no le gustaba hablar de los tratos que tenía Namjoon con él.

— Lo siento mucho, Jungwonie— dijo Jay, esa voz grave y suave y ese apodo tan lindo que nunca antes había escuchado lo hicieron sentir mejor—. Pero ahora que estás en este mundo... Nada de lo que Namjoon te haya hecho vale, ni ninguna de sus órdenes.

>> Ya no tienes porqué estar sólo, no tienes por qué obedecer a otros, aquí eres tú mismo... Eres libre.

Jungwon sonrió, y estaba por responder, cuando un fuerte rayo de luz lo cegó, haciendo que soltara la mano de Jongseong para cubrir sus ojos, al mismo tiempo que escuchaba una voz enfurecida de un pelirosa gritar su nombre, solo que ya no sonaba tan amable y cariñoso como recordaba:

— ¡Jungwon! ¡Volverás al Mundo de Arriba ahora mismo!

𝙇𝘼 𝙏𝙄𝙀𝙍𝙍𝘼 𝘿𝙀 𝙇𝙊𝙎 𝘿𝙄𝙊𝙎𝙀𝙎 𝙈𝙐𝙀𝙍𝙏𝙊𝙎 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora