EL QUERIDO DEL JEFE (EN EMISIÓN)

CAPÍTULO 17 SIN RENDIRSE

En la lujosa cocina varias chicas se movían de un lado a otro, pero principalmente la más mayor, que andaba preparando unas tazas de sopas, para los jóvenes amos.

Wang Yibo estaba con un dolor de cabeza, no tan fuerte; estaba muy acostumbrado a beber, pero lo que le preocupaba era el estado de Jiyang quien era un desorden al beber, le daba de todo con tan solo poco.

después de darse una buena ducha bajó de las escaleras, en el piso de abajo justo en el comedor, le sonreía su nana, a quien ama como una madre, en la mesa la sopa para la resaca, Ji Yang al lado comiendo lo suyo.

— Al fin que despiertas, creí que te ibas a quedar hasta el medio día — le comentó Ji yang.

— No soy como tú, que al beber es como un bebé, ¿solo una botella Ji yang?, deberías ser más tolerante al alcohol — responde Wang mientras se sentaba.

— ¡Eish!, sabes que no puedo beber ni una gota, y por colmo me dejaste sólo, ¡solo! Wang Yibo — reprochó el castaño.

— No Ji yang, no estabas solo, tenias buena compañía, además si llegara a sobrepasarse contigo sin tu consentimiento yo lo haría picadillo — sonríe, tomando un sorbo de sopa, ya extrañaba el trato muy humilde en aquella mansión que hace años dejó.

¿Pero que tenía el destino contra él?, se había ido de China por que había pasado algo terrible, y ahora vuelve por que tuvo una maldita ruptura que ahora odia volver a Francia, pero lo más emocionante es que a pesar de eso vuelve a perseguir a alguien como si no tuviera miedo a que vuelva a pasar la misma escena.

Por otro lado Zhan estaba en su habitación sin ganas de bajar a desayunar, aún tenía el sabor de los labios de Wang que estaba mezclado con alcohol, también el tenía un corazón roto que hace años le costaba remendar, había amado a una persona equivocada. Tanto odio y dolor en un solo momento, no se siente capaz de poder amar a alguien más cuando él mismo no se siente cómodo consigo, necesitaba ser alguien más fuerte, capacitado con un futuro brillante.

— Zhanzhan baja a desayunar, te enfermeras si no comes, además no tienes motivos de quedarte ahí, a si que baja o yo misma entraré y te obligaré. — la voz de Xiao Lu se escucho en el pasillo, siempre ella era muy gentil, pareciera que es muy estricta, pero no; ella tiene un corazón de algodón.

Un corazón que siempre está triste por que no consigue exactamente lo que quiere, y que había dejado ir lo que más deseaba, siempre tendrá momentos muy desesperantes, donde quisiera retroceder el tiempo y enmendar algunas cosas quizá tomar la oportunidad que no pudo por temor.

Zhan se sentía siempre triste, por que por más que tenia un trabajo nocturno, no le hacía del todo feliz, el lado bueno es que aun tenia a su hermana de su lado y a Hao Xuan su mejor amigo de la infancia.

Zhan bajó y desayunó junto a su hermana, le dijo lo feliz que se sentía tenerla.

— Zhan no te preocupes, te seguiré queriendo a pesar de todo, si lo que te preocupa son nuestros padres, dales tiempo te aseguro que ellos volverán a confiar en ti — le sonrió Lulú, a pesar de que aquellos padres parecían de piedra, pues desde años ya no querían estar cerca de Zhan y lo abandonaron.

— ¡Gracias! — aquella sonrisa parecía iluminar el lugar, era tan radiante, Zhan se sentía feliz cuando su hermana le mostraba tanto cariño.

luego de ayudar en hacer algunas limpiezas en la cocina volvió a su habitación, subiendo las escaleras a paso de tortuga, pensando en como sería la vida viviendo como alguien que tiene suficiente dinero, ¿que hacer para poder ser alguien así?, bueno lo que le importaba más era estar bien con su hermana, empezó por ordenar su ropas del armario y extender las sábanas, tenía mucho tiempo en que pensar ya que su trabajo de repartidor se había suspendido y que si buscaba otro, sin duda el rubio no tardaría en hacer lo mismo.