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Era una mañana cálida, habían transcurrido dos semanas desde la partida de los padres de los Jeon a Estados Unidos para continuar con sus negocios. Jungkook y Namjoon se reunieron con sus amigos de la infancia, Mingyu, Verónica, Eunwoo e Irene, en el club de tenis donde solían pasar muchos fines de semana cuando sus padres participaban en los habituales partidos.

El sol brillaba en un cielo azul mientras se dirigían a la cancha, preparados para un partido amistoso lleno de risas y competencia.

— ¡Hola chicos! ¡Qué bueno verlos! - saludó Jungkook a todos sus amigos.

— ¡Jungkook, Namjoon, qué tal! Listos para un divertido partido de tenis -respondió  Mingyu.

— Definitivamente. Eunwoo y yo hemos estado entrenando duro - habló Verónica, quien caminaba en dirección hacía donde se encontraban sus amigos.

— ¡Sí! No subestimen nuestras habilidades, somos realmente buenos.

— No lo haremos, Eunwoo. Pero no esperen que les demos tregua - bromeó Nam ante el comentario de Eun.

— Estoy emocionada por jugar juntos otra vez - dijo Irene con una de sus habituales sonrisas y carisma.

Mientras jugaban, la cancha resonaba con el sonido de las raquetas golpeando la pelota, mezclado con risas y bromas entre los amigos.

— Mingyu, ¿Cómo va todo en tu trabajo? - preguntó Jungkook mientras golpeaba la pelota hacia Mingyu quien era uno de sus contrincantes.

— Bien, bien. Estamos trabajando en un nuevo proyecto que promete ser emocionante - se movió en dirección a la pelota.

— Eunwoo y yo también estamos ocupados. Pero siempre es bueno tomar un descanso para jugar tenis -  Verónica golpeó la pelota con fuerza.

— ¿Cómo va todo en casa, Irene? - comentó Nam, mientras interceptaba un servicio.

— Todo tranquilo. Mi familia está bien. Mi hermano pequeño acaba de graduarse. - respondió Irene con una sonrisa en su rostro.

Después de un set particularmente reñido, en el que cada punto fue disputado con fervor, el grupo de amigos decidió tomar un merecido descanso bajo la sombra de un frondoso árbol cercano.

Los intensos intercambios de golpes y las estrategias empleadas en el juego habían dejado a todos con una mezcla de agotamiento y satisfacción. A medida que se acomodaban en la fresca sombra, pasaban las botellas de agua de mano en mano, hidratándose y recuperando fuerzas.

Las risas comenzaron a surgir casi de inmediato, recordando momentos graciosos del partido y de sus numerosas anécdotas compartidas a lo largo de los años. Jungkook bromeaba sobre su fallido intento de hacer un saque perfecto, lo que provocó una carcajada general.

Verónica, siempre rápida con sus comentarios ingeniosos, imitó cómicamente los gestos de concentración exagerados de Namjoon, arrancando aún más risas del grupo.

Mingyu, con una sonrisa nostálgica, comenzó a recordar las épocas en las que eran solos niños, correteando por las mismas canchas mientras sus padres jugaban. Eunwoo añadió que, aunque habían crecido y las responsabilidades eran mayores, esos momentos seguían siendo un refugio para todos ellos, un lazo inquebrantable que mantenían vivo a través de encuentros como ese.

Irene, sentada con las piernas cruzadas, acercó y añadió que el club de tenis no solo era un lugar para jugar, sino también un espacio donde las amistades se fortalecían y los recuerdos se atesoraban.

A medida que el sol avanzaba lentamente en el cielo, proyectando sombras más alargadas, el grupo se dio cuenta de que ese día no era solo sobre el juego, sino sobre la conexión y la alegría de estar juntos. La conversación fluyó naturalmente hacia planos futuros y sueños compartidos, cada uno aportando sus esperanzas y deseos para los próximos años.

The Last Breath | KookVkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora