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Habían transcurrido diez días desde aquel día y, durante ese tiempo, Taehyung había permanecido recluido en su departamento la mayor parte del tiempo, evitando salir de su hogar salvo para lo estrictamente necesario.

Cada uno de esos días había requerido un esfuerzo constante para fingir que nada había sucedido; se forzaba a reprimir sus emociones, lidiar con el miedo irracional que le provocaba pisar nuevamente esa cocina e ignorar el pánico que sentía al compartir espacio con Dae-hee.

Hasta ese momento, había hecho un gran esfuerzo para que pasaran desapercibidos aquellos momentos en los que encontraba a su jefe observándolo. Sabía que tarde o temprano lo despedirían o que Dae-hee volvería a intentar algo. La razón por la cual no había renunciado aún era el gran empeño que había puesto en demostrar que merecía ese trabajo. Sin embargo, más allá de eso, Taehyung no se sentía realmente capaz de hacer algo mejor que cocinar.

En esos días, una nube de tristeza lo había envuelto, impidiéndole incluso cuidar adecuadamente su cabello. A pesar de sus esfuerzos por mantener una apariencia optimista, su melena delataba su verdadero estado emocional.

Taehyung nunca imaginó que alguien notaría su descuido, pero olvidó que Jungkook, con su perspicacia habitual, captaría los cambios desde el principio. Para Taehyung, su cabello era una parte vital de su identidad, y solía dedicarle una minuciosa rutina de cuidado con productos de alta calidad.

Desde la hidratación hasta la reparación del cuero cabelludo, su rutina era meticulosa, especialmente después de someterse a procesos de decoloración mensuales para mantener el tono rojizo.

Para Jungkook, fue evidente desde el principio que algo no estaba bien cuando Taehyung abandonó su rutina habitual la misma noche en que había sufrido el abuso, del cual aún no tenía conocimiento. Esa noche Taehyung se limitó únicamente a cambiarse de ropa, lo que Jungkook notó cuando su novio tuvo un ataque de pánico.

Debido a la cercanía, el cabello de Taehyung quedó cerca de su nariz, y el acostumbrado aroma a coco no llegó a sus fosas nasales. Este cambio desconcertó a Jungkook, quien deseaba cuestionar a Taehyung sobre su comportamiento, pero se abstuvo al comprender que ese no era el momento adecuado.

—— ⏳️ ——

Durante esos diez días, Jungkook vivió una pesadilla silenciosa. Desde el primer momento en que notó que Taehyung estaba distante, una sensación de inquietud comenzó a crecer en su interior. Taehyung siempre había sido el alma de la casa, su risa y energía llenaban cada rincón. Pero ahora, su presencia se había convertido en una sombra, una ausencia palpable que lo envolvía todo.

Los primeros días, Jungkook intentó convencerse de que era solo estrés del trabajo. Taehyung a menudo tenía semanas difíciles, y pensó que tal vez necesitaba espacio para relajarse. Pero cuando Taehyung empezó a evitar el contacto físico, algo dentro de Jungkook se rompió. Las caricias suaves y los abrazos reconfortantes que solían compartir se convirtieron en gestos incómodos y evitados. Cada vez que Jungkook intentaba acercarse, Taehyung encontraba una excusa para alejarse, dejando a Jungkook con una sensación de vacío y rechazo.

Las noches eran las peores. Solían acurrucarse juntos, hablando de sus días y compartiendo sus sueños y miedos. Pero ahora, Taehyung se alejaba en la cama, dándole la espalda, susurrando excusas de cansancio y malestar. Jungkook pasaba horas mirando el techo, escuchando la respiración agitada de Taehyung, sintiendo cómo la distancia entre ellos crecía con cada minuto que pasaba.

Cada intento de conversación terminaba en monosílabos o silencios incómodos. Jungkook podía ver el dolor en los ojos de Taehyung, pero cada vez que intentaba preguntar, recibía una respuesta evasiva o una sonrisa forzada. La frustración y la impotencia empezaron a consumirlo. Se culpaba por no haber visto las señales antes, por no haber insistido más, por no ser capaz de romper la barrera que Taehyung había levantado entre ellos.

The Last Breath | KookVkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora