Sensaciones pecadoras y deliciosas despertaron a Erika. Abrió los ojos y dio con el tórax de Ubbe. Estaba descuidadamente sobre su pecho, y sonrió al pensar que posesiva debía parecer. Una mujer haciendo su reclamación.
— Ah, está despierta.
Volvió la cabeza para ver a Hvitserk a su lado. Sus manos la acariciaban. Qué forma maravillosa de despertarse. Una ojeada hacia el pie de la cama revelaba a Ivar; estaba desnudo, e increíblemente sensual, se volvió hacia Ubbe, que la miraba fijamente, y en sus ojos brillaba la lujuria.
Él sonrió. Una sonrisa predadora, totalmente masculina; una que decía que tenía a su mujer exactamente en donde la quería.
— Estábamos esperando que te despertaras.
— Apuesto que sí.
Ubbe agachó la cabeza para besarla. Ella sintió los labios de Hvitserk contra su espalda.
Entonces Ubbe salió de debajo de ella y se quedó al lado de la cama.
Extendió una mano para ayudarla a levantarse. Cuando lo hizo, Ivar le quitó los pantaloncitos, la arrastró en la cama y la acostó en el edredón, dejando a sus piernas oscilando y tocando el suelo.
— Ven aquí— le dijo Ivar, extendiendo las manos.
Ella no necesitaba ninguna invitación adicional. Sabía lo que vendría a continuación. Se estremeció de pies a cabeza cuando se acercó a Ivar. Miró sus ojos, ojos que la hechizaban. Llevó las manos al duro tórax, acariciando se ubicó encima de él e irguió su parte inferior solo lo suficiente para poder acunar su gran verga entre sus piernas.
Un brillo de sudor apareció en la frente de Ivar.
— Provócame— murmuró él.
Ella sonrió, encantada con su poder. Lentamente, se movió, llevándolo profundamente adentro de ella.
Cerró los ojos para disfrutar de cada deliciosa pulgada. Él la agarró por las caderas con sus grandes manos y la sujetó con firmeza. Ella comenzó un recorrido lento, sensual. La cama se movió de nuevo, cuando Hvitserk fue por ella de rodillas. Ella se inclinó y rodó la lengua por la cabeza de su erección, lo chupó. La respiración de Hvitserk terminó en un silbido, cuando lo deslizó más entre sus labios.
Detrás de ella, sintió a Ubbe pasar entre las piernas de Ivar, y su corazón se aceleró. Ivar movió sus manos por sus caderas y la cogió por las nalgas. Las masajeó y las separó, cuando la polla de Ubbe se acercó a su entrada.
Lo sintió pasar lubricante en torno de la arrugada y apretada entrada, donde estuvo la noche anterior. Sintió los músculos resistiendo y después cediendo ante su persistente empuje. Gritó alrededor del pene de Hvitserk, cuando Ubbe siguió adelante empujando con determinación.
Todos estaban dentro de ella, enterrados hondamente. Ella no podía moverse, no podía alcanzar el éxtasis. Ivar la ayudó, moviendo sus caderas cuando él y Ubbe establecieron la velocidad, empujando al unísono.
Hvitserk se movía en las profundidades mojadas de su boca y ella envolvió la lengua alrededor de su polla, queriéndolo más hondo, queriéndo todo de él. Estaba perdiendo rápidamente el control. Se movía en éxtasis, permitiendo que Ivar controlara el ritmo.
Ubbe se endureció más detrás de ella. Se apretó contra ella tan fuerte como pudo y lo sintió estallar dentro de ella. Pero Ivar continuó empujando dentro de su coño. Cuando Ubbe salió suavemente, ella protestó. Estaba cerca del orgasmo más explosivo de su vida y no quería perder la sensación de estar llena que rápidamente la empujaba sobre el borde.
Hvitserk salió de su boca y se puso rápidamente detrás de ella. Casi antes de que pudiera ajustarse a la pérdida de Ubbe, Hvitserk se deslizó dentro de ella, en un largo golpe. Gritó por la sensación. Ningún preámbulo, ninguna gentil persuasión. En un minuto estaba a su espalda y en el otro estaba completamente dentro de ella.
— Así... eso es, cariño, siente— murmuró Ubbe a su lado. Sus manos se movían por sus pechos, amándola, persuadiéndola.
Ivar y Hvitserk la penetraban, ella arqueó la espalda y echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con su boca abierta en un largo grito de triunfo. Esto era. Esto era lo que había esperado durante toda su vida. Una sensación de pertenecer. Pertenecer de verdad. Era de ellos, pero por todos los Dioses, ellos también eran de ella.
— Acaba con nosotros —susurró Ivar, su boca cerrada alrededor del pezón.
—¡Oh Dioses, sí!
Se estremeció salvajemente entre ellos. Hvitserk moviéndose fuertemente por detrás, sus manos sujetándole las caderas manteniéndola cerca.
Su coño se apretó contra la polla de Ivar, su estómago convulsionaba en una necesidad caliente. Olas de placer explosivo llovieron sobre ella. Agarró los hombros de Ivar y gritó mientras le reclamaba su orgasmo.
El cuerpo de Ivar se estremeció bajo ella y Hvitserk se sacudió contra su culo, mientras se derramaban dentro de ella.
Cayó hacia delante, e Ivar la agarró contra él, envolviéndola firmemente en sus brazos. Ella descansó contra su pecho, respirando profundamente, intentando coger aire. Envolvió los brazos alrededor de Ivar y enterró la cabeza en su cuello.
Detrás de ella, Hvitserk se retiró. Se inclinó y besó su espalda.
— Ahora vuelvo, muñeca, no te muevas.
Como si pudiera.
Luego sintió un paño templado sobre su piel.
Ivar la rodó bajo él y se retiró suavemente de su coño. Se apoyó en sus antebrazos para no aplastarla con su peso, entonces se dobló y la besó.
— Eres nuestra— dijo simplemente.
Las palabras se deslizaron sobre ella como miel caliente. La confortaban de un modo que nada más podía hacerlo. Era suya.
— ¿Te quedas conmigo?— susurró, bostezando. Ivar la tomó en los brazos y los tapó con el edredón.
—Duerme. Estaré aquí
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En estos momentos desearía ser Erika jajaja
Feliz Año Nuevo adelantado, mis seres cochinos. Les deseo que inicien su año de maravilla <3
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La mujer de los Ragnarsson
FanfictionErika Berge huye de una peculiar situación; sin querer saber de amores ni de promesas que ilusionan el corazón. Pero el destino le pondría a tres hermanos dispuestos a amarla y darle el placer que nadie más le ha dado con la condición de que los ace...