Cap. 6

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Lascivia

05:20 p.m

Habían pasado tres días si es que mi memoria no fallaba, una nueva semana comenzaba y para mi sorpresa, Rhea se encontraba más insoportable de lo habitual. Y, ¿por qué digo que es algo me resulta extraño?

Suponía que era porque nuestra última charla había sido amena y disfrutable para ambas, creía que esto solo mejoraría con el pasar de los días. No parecía un escenario en el que algo pudiera empeorar, pues yo estaba poniendo todo de mi parte desde ese día, nadie ni nada intervenía, pero algo estaba mal con ella. El problema no era yo esta vez.

Había estado teniendo llamadas telefónicas en las que algo siempre terminaba en discusiones con empleados, no podía borrar de mi cabeza el;  “Estás despedido, incompetente” seguido de un grito o cuelgue de teléfono estruendoso. También se irritaba si algo no estaba en su lugar, su ropa no había sido doblada de la forma correcta, o su perfume no estaba en el sitio donde ella lo dejó anteriormente. Todo significaba un drama o escándalo, y era extraño. Adeline me dijo que realmente eso no pasaba a menudo, ni siquiera era algo normal, pero coincidía en algo y es que siempre era en época de verano. Solía durar solo unos días, y ya era casi una tradición en esta casa.

Lamentablemente me tocó ser parte de ella esta vez.

Me había mantenido a una muy buena distancia de ella, sinceramente no habíamos hablado mucho, solo intercambiado un saludo o despedida en la cena, almuerzo o desayuno. Mentiría si dijera que no me salté alguno de esos más de una vez con tal de no compartir espacio con ella. Me aterraba la idea de empeorar nuestra relación en este punto tan crucial; si es que a esto se le puede llamar una relación.

Estos últimos días había estado tan ocupada evitándola que solo pospuse su pedido todo este tiempo. Prefería esperar un poco a que las aguas se calmaran y al parecer ella hoy no había dado señales de molestia alguna, por lo tanto, decidí salir por fin de mi habitación a la cuál le decía "la zona segura".

Salí de ahí con intenciones de llegar a la cocina a preparar al menos la mitad de la receta el día de hoy y así poder seguir con ella mañana para por fin terminar, si era completamente consciente de lo que quería, sabía que no quería pasar mucho tiempo fuera de mi habitación.

No obstante, me sobresalté de repente en el instante que llegué a la sala de estar, no porque hubiese visto a alguien, si no porque desde ahí podía escuchar la voz malhumorada de Rhea provenientes de su oficina. Me petrifiqué de solo pensar que a pesar de la distancia que nos separaba, aún podía escucharla discutir.

—¿Y tú crees que me importa? —cuestionó la pelinegra a quien sea que estuviese al otro lado de la línea— Una mierda, te avisé con anticipación.

Ya no quería seguir escuchando, no sabía de qué se trataba, no me interesaba averiguarlo tampoco.

—No pienso pagarle a una puta si es lo que estás sugiriendo —volvió a decir, pasaron unos segundos a ese comentario— ¿No era eso? —preguntó en una risa burlona— ¿Entonces qué querías, Agata? ¿Que te esperara cuando claramente ya lo habíamos acordado? Porque si piensas que por tener un espacio en mi agenda puedes disponer de ella estás jodidamente loca. No me vuelvas a llamar hasta que yo lo haga, y sí, esperaré a que Vania regrese.

Y estaba dispuesta a irme, hasta que el nombre de Vania se involucró en esa conversación. Porque realmente mi cabeza estaba tratando de omitir e ignorar el resto de palabras que salían de su boca en ese estado, pero el nombre de la morena me llamó la atención. Al parecer a la tal Agata no le había gustado ese comentario.

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