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La secundaria había llegado a su vida, hoy sería su primer dia, no es necesario decirlo pero en estos momentos pensaba seriamente en suicidarse. Ver nueva gente rara y desconocida era simplemente frustrante, estaría rodeada de escasez de cerebros por cinco años. Recordaba haber pedido repetidamente a sus padres que dejaran su educación en manos de su tío Lucas; no logro convencerlos, una terrible noticia.

—¡Wednesday! —gritó una voz conocida.

Provenía del único chico al que le hablo en la primaria, Xavier Thorpe. Un idiota, si le preguntaban; no podía negar que el chico era alguien no tan detestable.

—Que lastima tener que volver a soportarte, Thorpe —dicho eso, se sentó al lado de el.

Más alumnos llegaban con el pasar de los minutos, una persona en particular llamo su atención, era la primera vez en su vida que ma habia visto, pero había algo en ella que llamaba su atención, más bien, la atención de muchos en esa aula.

—¿Estás bien? —esa pregunta provenía de la curiosidad de ver a la pelinegra viendo a una persona en específico, algo completamente anormal considerando su personalidad

—Creo que me rompí el dedo —dijo mostrando el dedo corazón.

Admitiría que se sorprendió medianamente cuando vio que Xavier realmente creyó que le había pasado algo en el dedo, sabiendo que no se había movido de el pupitre en el que estaba.

La primera clase comenzó, dando a conocer al tutor del salón, el señor Longbotton. Después de incómodas presentaciones, en la cual, la única que logro llamar su atención fue la de la chica de antes. Llegó el momento de cambio de clases, y para su mala suerte olvidó el libro que le tocaba, tendría que ir a su casillero por el.

Ella se consideraba atrayente de mala suerte. De alguna u otra forma siempre terminaba envuelta en algún lío, conflicto, regaño o discusión.

Una voz interrumpió sus pensamientos.

—Fijate por dónde vas, fenómeno.

Claramente esa persona era la primera sin cerebro que se encontraba, al menos había pasado una hora, lo consideraría un récord, en la primaria conoció a la persona mas estúpida que recuerda en los primeros diez minutos.

—Fijate tu y no estés jodiendo, para algo traes lentes — dijo Wednesday, intentado seguir su camino, sin embargo fue jalada de el gorro de su sudadera, provocando que volteara.

—¿Quien te crees, eh? Te daré una lección — después de un golpe fallido, alguien llegó a "ayudarla", o bueno, esa sería la palabra correcta si necesitara ayuda, aquella persona había llegado solo a meterse en problemas ajenos.

—¿Que haces Yoko? —exclamo Enid Sinclair, la persona que llamo la atención en clases.

—¡Esa idiota me empujó! —gritó de una forma que Wednesday consideraría fastidiosa e infantil.

La rubia la volteo a ver unos segundos, analizandola, para después desviar la mirada a la otra persona en el pasillo, antes de suspirar.

—Deja a la pobre... —volteo a verla esperando algo, lo cual Wednesday no entendio. Así que tenía que aclarar: —. ¿Tu nombre?

—Que mierda te importa —fue su respuesta.

Enid la vio otros cinco segundos que parecieron minutos, y volvió a ver a la otra persona.

—Un gusto que mierda te importa, soy Enid.

Genial, una persona que se creía graciosa, definitivamente su suerte no podía empeorar.

Wednesday sabía el nombre de esa chica, se había presentado en clases y su mente pareció no olvidar el nombre, pero prefirió no tomarle importancia, de igual manera, sería alguien irrelevante en su vida.

—Yoko, vámonos, pareces una niña infantil

La mencionada asintio más por obligación que por ganas, y antes de irse, vio de una mala manera a la pelinegra, lo que salió mal por qué ella le regreso la mirada diez veces peor.

—¿Fuiste a hacer el libro o por qué tardaste tanto?

Xavier siempre diciendo estupideces.

—¿Estás bien?, ¿Necesitas ayuda?, conozco un buen psicólogo

La cara del chico cambio a una seria, antes de empezar a reírse.

—Que buena esa, amo tu sentido del humor — dijo el esperando una respuesta, pero Wednesday no dijo nada —, ¿Por qué me ves así?, es obvio que es chiste lo que dices, ¿verdad?

—Si, ya callate.

Wednesday estaba pensando en como tendría que pasar cinco años de su no agradable vida en ese colegio, soportando a gente poco inteligente como la chica de lentes anterior. Sería un verdadero infierno.

—¿Segura que estás bien?

—Xavier, yo nunca estoy bien.

—Touché, mi error.
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Sus clases continuaron de manera normal, si es que así se le puede llamar a ser un intento de adolescente acosada por la chica de antes, tres palabras: no lo logro. Por alguna razón que ni Wednesday comprendía, la rubia amiga de ella siempre la defendía, cómo si lo necesitará. Pero valoraba el no tener que molestarse en mostrar quien sería la acosada, sería un fastidio absoluto. Y eso había sucedido solo en la primer semana. Aun era tiempo para elegir no estudiar y mejor esperar a que su padre le dijera que manejaria su despacho de abogados, tener el poder de controlar a candidatos a políticos o "defensores de la ley" no sonaba nada mal.

Feelings;  WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora