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—Saben que están en problemas, ¿Cierto?

Un furioso director los había estado regañando durante aproximadamente 12 minutos. Ya había repetido lo mismo más de 10 veces.

Las seis personas en esa habitación asintieron, dos de ellas no sabían cómo habían terminado enrolladas en el problema.

—Bueno, y, ¿Que se supone que haremos? —pregunto Eugene. El profesor pareció enojarse más por esa pregunta.

—¿Cómo que que haremos? Niño insolente —regañó el director, claro, como si ellos pudieran saberlo.

—Sus padres vienen en camino. Más les vale estar listos por que ninguno de las seis se librara del castigo

Ninguno estaba cien por ciento preocupado. Ya habían previsto todo; detención por una o dos semanas, pagar lo que quemaron y tal vez, una suspensión de tres dias

Sus padres llegaron un poco después, cuatro madres en particular ya se daban una idea de lo que había sucedido y sabían que no era algo bueno, mientras que dos no sabían que hacían ahí, pero de igual forma su sexto sentido les indicaba que no era algo que les agradaría.

—Todo esto es tu culpa —reclamó Yoko mientras sostenía su cabeza con sus brazos.

—Ustedes se acercaron, repito, si se metieron en problemas fue por querer atención, así que ya ve cerrando la boca un rato —dijo Wednesday, ya harta de los reclamos.

Yoko hizo una mueca y decidió no decir nada, tenía razón. Aún que no admitiría eso en voz alta.

—Bueno, pero ya, estamos todos metidos en esto —Exclamo Enid, antes de dar un largo suspiro —Y ya que probablemente estemos en detención, hagamos una tregua por ahora y después podemos volver a odiarnos y todo eso, ¿Están de acuerdo?

Eugene, Xavier y Divina asintieron, incitando a Yoko a hacerlo también, quien, no tuvo más opción que asentir. Por otro lado, Wednesday solo suspiro e hizo un ademán.

Durant la semana siguiente tuvieron que quedarse hasta después de clases para limpiar todo el campus escolar, la tregua había funcionado, pues no habían discutido. Se centraban en hacer las cosas por su lado cada quien para evitar problemas.

Hoy era lunes, y era la última semana de detención, como se mencionó, todo había transcurrido tranquilo, sin embargo, lo que tanto habían tratado de evitar llegaría; problemas y discusiones.

—¿Quién limpiará el almacén hoy? —preguntó Enid, que había tomado el rol de organizadora y les había apuntado un itinerario en el pizarrón el viernes de la semana pasada.

Wednesday levantó la mano, mientras se recargaba más en la silla.

—¿De que hablas?, hoy me toca a mi —reclamó Yoko revisando su itinerario. Los cuatro amigos se le quedaron viendo raro, tenían lo mismo que Wednesday, se lo habían copiado a ella.

—Estas mal, hoy es mi turno —respondió

—Es cierto, lo dice en el itinerario —apoyó Eugene

—A mí me toca hoy, ¿Lo ven?

Yoko levantó la hoja en la que lo había apuntado, en el cual claramente decía su nombre. Definitivamente, alguien estaba mal y ella aseguraba que eran los cuatro idiotas con los que se había metido en problemas.

Feelings;  WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora