¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al despertarme no pude evitar gemir de dolor, así que me tomé unas pastillas que Kyouka me había dejado.
La herida estaba vendada, pero no parecía haber empeorado. El dolor era, incluso, menos que el de ayer.
Al recordar la situación no pude evitar suspirar. Kyouka me había salvado la vida, no sabía qué había hecho para merecer a alguien como ella.
Cogí mi teléfono móvil y vi que Shoto me había llamado varias veces. Ayer le envié un mensaje diciendo que estaba en casa de Kyouka, pero su preocupación no parecía haber disminuido por ello.
—¿Shoto?—le llamé de vuelta.
—¡Momo! ¡Oh, Dios, me tenías muy preocupado!—exclamó desde el otro lado de la línea—¿Estás bien?
—Sí, no te preocupes. Estoy en casa de Kyouka.
—¿Has visto lo de...?
Le interrumpí mirando el techo.
—Sí, he visto lo de Nemuri. Estoy bien, de verdad.
—Siento mucho no haberte creído durante todo este tiempo. Lo siento muchísimo—por su voz parecía afectado.
—Shoto, no te preocupes. De todos modos, has estado a mi lado. Cuando llegue a casa esta noche hablamos ¿De acuerdo?
—Está bien—suspiró.
—Nos vemos.
Iba a colgar, pero él impidió mi acción.
—¡Espera!
—Dime.
—Te quiero muchísimo, quiero que lo sepas. Siento si no he sido lo suficiente buen amigo. Lo siento.
Noté una lágrima resbalar mi mejilla y respiré hondo.
—No te disculpes, por favor—agarré el teléfono con fuerzas—Y yo también te quiero, Shoto—me sinceré.
No pude verle, pero supe que estaba sonriendo.
—Y yo soy la que debería pedir perdón.
—¿Por qué dices eso? Tú no has hecho nada malo.
—Luego hablamos.
Colgué y dejé mi móvil encima de la mesa de noche.
Toda aquella situación me hizo pensar en como había llegado aquí. Nemuri me adoptó cuando mis padres murieron en aquel accidente, fue como una madre para mí. Siempre lo fue.
Por eso, cuando me enteré de su muerte, investigué, porque aquello no me cuadraba. Estuve meses encerrada, sin querer salir e investigando a aquellos cinco hombres, hasta que por fin pude hacerme cargo de ellos, uno por uno.
Nunca iba a arrepentirme de ello.
Me desperté poniendo algo de ropa que Kyouka me había dado. Ella aún no se había despertado, así que aproveché para hacer algo de desayuno.
