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Antes de que pudiera clavarse el cuchillo, lo desvíe de trayectoria

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Antes de que pudiera clavarse el cuchillo, lo desvíe de trayectoria.

El cuchillo se desvió de su corazón a su hombro.

Ella gimió de dolor.

—¡Mierda!—dije.

Por suerte, no se había clavado en un lugar peligroso, pero si se lo retiraba podría tener una perdida de sangre seria, ya que parecía estar bastante profundo. Necesitaba ayuda médica.

Sin embargo, no podíamos ir al hospital y ella no parecía estar dispuesta.

Momo intentó retirárselo en un intento desesperado, pero agarré sus muñecas e impedí que pudiera moverse.

—¡Suéltame!

—¡Ni se te ocurra hacerlo, no pienso dejar que mueras!

Ambas teníamos la respiración agitada. Ella tenía los ojos llorosos y al ver que no podía contra mí dejó de resistirse.

—Yo solo...—noté como su voz se rompía—Yo solo quería volver a ver a Nemuri.

Momo sollozó y mi corazón se fue agrietando cada vez más. Sus lágrimas eran una mezcla de tristeza y dolor.

—Momo, tenemos que irnos. Si no te curamos la herida podrías morirte.

Vi que empezaba a perder sangre.

—Lo siento...—murmuró—Te quiero, Kyouka. De verdad, te juro que todo lo que ocurrió fue real.

Ante aquellas palabras, sus ojos se cerraron.

Se había desmayado.

—¡Momo!—grité alarmada.

Aquello no era una buena señal y ante sus palabras no pude evitar llorar.

Joder, yo también la quería.

Miré por toda la casa, pero no había nada útil aparte de unas vendas, así que cargué con ella y la subí a mi coche en dirección a mi apartamento.

—Vamos, aguanta—miré su cuerpo en el asiento trasero.

Había intentado parar la hemorragia y aguantar el cuchillo con unas vendas.

De pronto, todo el dolor que me había causado no me importó. Solo quería salvarla.

Al llegar, tuve la suerte de no encontrarme con ningún vecino porque era tarde, así que la llevé a mi apartamento y la tendí sobre la cama.

Cogí todo lo que tenía a mi disposición: vendas, agua, jabón, hilo, guantes y distintas herramientas médicas.

Me coloqué los guantes y lo primero que hice fue retirar su camiseta. Necesitaba ver completamente bien el lugar. Cuando analicé la situación, retiré el cuchillo.

—Lo siento, Momo.

Ella se estremeció de dolor, pero parecía que aún seguía inconsciente.

Antes de que la sangre comenzara a salir, detuve la hemorragia con una toalla usando una técnica que me habían enseñado cuando estudié primeros auxilios. Luego, desinfecté la herida.

Inocente | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora