Capítulo 17: Cena de negocios

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Gus estaba más que avergonzado. Se nota que no está tan acostumbrado a estas cosas como yo pensaba. Al menos, no a hablar. Parecía un modelo en las fotos. Quiero tenerlas todas. Tenerlas y verlas una y otra y otra vez. ¡Bibi! ¡Ya! Suficiente por hoy. Es un chico al que no conocemos. Un chico muy guapo al que no conocemos. Vamos a comportarnos. La periodista ya está sentada en la butaca delante de nosotros y ambos estamos colocados el uno frente al otro en una butaca con un espacio comedido entre ambas. La pierna de Gus no deja de moverse, al igual que la mía. Su mirada es algo inquieta. Da la sensación de que nunca antes ha hecho algo así. No creo que sea cierto. Por lo que tengo entendido, a los jugadores siempre les entrevistan antes o luego del partido. Algunos hacen ruedas de prensa. ¿Y Gus? Tiene los dedos entrelazados y juega con ellos algo nervioso.

Estiro mis piernas todo lo que puedo y tomo aire justo cuando empiezan a grabar. Lauren introduce al jugador profesional y a mí y explica un poco a quién tiene frente a ella. Diferentes cámaras colocadas en distintos puntos de esta sala están enfocando a nuestros rostros, nuestros cuerpos: planos enteros, medios, detalle... Cualquier gesto que hagamos quedará reflejado. Gus lo sabe. Porque su cuerpo acaba de cambiar completamente. Ha adoptado una postura mucho más desafiante. Se ha estirado en la silla y yo diría que parece aún más grande sentado. Más largo, como si lo ocupase todo. Se podría decir que se ha crecido nada más escuchar que empezaban a grabar. Como un buen actor. Como alguien que sabe perfectamente diferenciar entre su intimidad y su trabajo. Como una persona que puede dividir en un corte perfecto la persona que esconde de la que presenta en su rostro hacia los demás. Estoy sorprendida ante ello. Le admiro por poder hacer eso y a la vez me asusta. ¿Es de fiar alguien que puede cambiar tan de repente de un sentido a su contrario?

Lauren le realiza la primera pregunta. La entrevista está enfocada hacia su trabajo, sus impresiones como jugador, sus motivaciones, sus inicios... Ella cuestiona sobre sus expectativas de cara a los Juegos Olímpicos.

—Traigo las mismas expectativas que llevo siempre en cada competición desde que tengo la suerte de jugar con la selección. Hemos venido a ganar y daremos todo lo que tenemos y todo lo que somos por lograrlo.

Interpreto cada palabra que expresa y Lauren sonríe. Gus me mira cuando lo hago. Lo hace con algo de admiración. O eso intuyo yo. Al menos su mirada es cariñosa y su rostro parece cálido. Pienso en dejar de mirarle directamente a los ojos. No debería mirarle nunca. Sus ojos me confunden. Su rostro cariñoso me confunde. Todo él. Ni siquiera debería estar aquí. Ni siquiera debería sentirme cerca de él. Ni estar junto a él. Ni creerme todo lo que pienso. No estoy en la cabeza de Gus. Tal vez sea cariñoso con todo el mundo. Tal vez su amabilidad conmigo no tenga nada de especial. Tal vez solo soy yo queriendo ver cosas donde no las hay. Pero... ¡Maldito seas, Gus! Me vas a volver tremendamente loca. Si es que no lo estoy ya.

Lauren continúa y su siguiente pregunta va dirigida hacia el conjunto de los jugadores. Cómo se llevan, cuál es su relación como miembros.

—Somos un equipo unido. Un equipo fuerte que ha estado siempre en las mejores y en las peores. Tenemos la suerte de conocernos todos bastante bien. Así que es un placer poder jugar codo con codo con ellos. Si juego como lo hago es porque sé que tengo la espalda cubierta con ellos. Y creo que esa es una de las mayores tranquilidades que puede tener un jugador: saber que ellos estarán ahí para compensar el error de uno.

Sus palabras me llegan al corazón. Gus parece tierno hablando de todos ellos. Diría incluso que se muestra emocionado. Este chico es horrible. No puede ser tan mono. Le estoy empezando a odiar un poco. A odiar y a desear a partes iguales. ¿He dicho yo desear? ¡Puff..! Bibi, concéntrate, que tienes que interpretar. Lauren se muestra encantada con las palabras que le transmito de boca de Gus. Y yo también lo hago. ¿Quién no?, ¿quién no, si habla tan bonito de todos?

Un amor de alturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora