Capitulo 9

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—¡Esta teniendo un ataqué de pánico! —tan rápido cómo Yeonjun dejo su grito al viento, una vez más todo se detuvo.

Fueron solo unos pocos segundos en cámara lenta, luego el caos se retomo.

Soobin, preocupado por el menor intentaba calmarlo, restándole importancia a la herida de su brazo.
Por otro lado, Taehyun sabía lo necesario de un ataque de pánico como para asegurar que él estaría bien, desgraciadamente solía tenerlos, era horrible, lo peor, pero no morías por eso.

El más rápido fue Yeonjun, mirando al muchacho a los ojos, tomándole de los hombros y hablándole con suavidad y calma.

Mientras el pelirosa se encargaba, Taehyun retomo su misión de quitar ese suéter. Por un momento Soobin lo había apartado con el brazo y ahora se lo quitaba de encima.
Con un poco de dificultad, aquel suéter morado pastel ya estaba fuera del cuerpo, lo que les permitía ver mejor.

La bala había echo un roce, no estaba ahí, pero el daño si.

Tenía mucha sangre, Taehyun se quedó hipnotizado solo mirándolo con los ojos bien abiertos, hasta que escucho la voz de Yeonjun sacándolo del trance.

—Busquen algo para la herida, yo me quedo con Kai ¡Rápido!

La orden resonó en sus cabezas. Hueninkai cerro los ojos tratando de calmarse, pero no era cosa fácil, Yeonjun lo sabía, todos lo sabían.

Taehyun intento levantar a Soobin, que a duras penas logro, mientras hacia una bola con la prenda, y la presionaba contra la herida del mayor, preguntó:

—¿Puedes? —refiriendose a caminar.

Soobin contesto "si" con un débil movimiento de cabeza y un quejido de regalo. Tal vez no podía del todo, pero tres brazos y cuatro piernas eran mejor que dos.

—Busca aquí, yo iré a las habitaciones.

No espero una respuesta cuando salió corriendo escaleras arriba. Soobin hecho un último vistazos a los dos chicos que se quedaban en la sala.

Él está bien, todos estaremos bien...

Con el mismo brazo sostuvo el suéter, casi con los pies arrastras se dirigió a la cocina, trato, cómo pudo, buscar en los cajones, en la alacena, e incluso en el refrigerador.
No había nada, platos, vasos, cubiertos, cazuelas, no había nada, limpio, pero vacío.
El refrigerador estaba apagado y también parecía no tener nada, a excepción de un encendedor largo en la parte de abajo.

-Que útil- pensó. Pero aún así lo tomo a ver si de algo servía.

En la sala. Yeonjun se alejo de Hueninkai para darle más espacio.

—Kai, mírame. —sentado sobre sus talones, con más tranquilidad y paciencia, Yeonjun siguió intentando— lo haces bien, respira conmigo ¿Si?

Muy en el fondo el pequeño Kai escuchaba la voz de su amigo, pero por fuera la desesperación lo tenía aprisionado, lo que le hacía imposible poner su completa atención, interrumpido por su subconsciente diciéndole miles de cosas negativas dejándolo lloriqueando de nuevo.

—No... No puedo respirar. —decía con dificultad, negando con la cabeza una y otra vez, con las manos apretando sus rodillas.

—Si que puedes, yo sé que si, sigamos intentando.

Soobin paso entre la sala llegando hasta las escaleras, las miro con un suspiro. Estaba apunto de gritarle a su amigo de allá arriba con la esperanza de escuchar que había encontrado algo mejor que él, pero entonces volvió a pensarlo. Kai estaba demasiado asustado, gritar ni siquiera debía ser opción. Se rindió ante ellas y subió cuidadosamente.

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