Cuando la justicia perece, la maldad resurge.
La vida de un ex detective, Bell Cranel, da un giro de 180 grados al verse enredado en un homicidio que más tarde lo haría retomar el camino que había abandonado.
Su sed de venganza renació cuando el f...
No podía dejar que terminara el año y que esta historia solo tuviera el prólogo :v Por eso he decidido dejar estas 10 mil, casi 11 mil, palabras. Entreténganse Bv.
Dato curioso: No puedes respirar y sonreír al mismo tiempo.
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1000 de IQ
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En la sala de interrogatorio, en el espacio apartado tras el cristal de doble vista.
-- ¿No ha dicho nada?
-- Nada.
Cuatro bellas mujeres mantenían rostros complicados mientras observaban al hombre esposado a la mesa de interrogatorio.
Alise, escuchando la breve respuesta de Ryuu, mordió el extremo de su pulgar.
-- ¿Por qué siento esta presión...? Lleva 3 horas sin moverse, solo está sentado ahí con los ojos cerrados.
Los métodos básicos de interrogatorio no habían funcionado con el tipo de cabello blanco, lo que causó gran intriga y preocupación a Alise.
Buscaban una confesión limpia, pero por mas que insistían, el sujeto llamado Bell Cranel no decía ni un pio.
Estaban siendo arrinconadas a recurrir a la violencia para hacerlo hablar, pero se rehusaban a realizar tales métodos.
-- Oigan, ¿y si lo seduzco?
-- Kaguya, cállate.
Alise frotó su frente con la yema de sus dedos, cerrando los ojos y pensando en qué hacer.
Tenían lo suficiente para mantenerlo aislado y detenido, pero hacía falta una confesión que pudiese usarse en el juicio para su encarcelamiento definitivo.
Alise suspiró pesadamente y abrió sus ojos.
En el momento que regresó su mirada al chico silencioso encerrado en la cámara de interrogatorios—
-- ¡¡....!!
Ella retrocedió un par de pasos tras sorprenderse, tropezándose y cayendo sobre su trasero.
-- ¡¿Alise, qué pasa?!
Lyra y Kaguya se mantuvieron escépticas sin poder entender tal movimiento, y solo Ryuu había ido en su ayuda mientras preguntaba con un poco de incertidumbre en su voz.
-- E-Eh... — Alise parpadeó.
Estaba atónita, y tras recobrar sus sentidos, se puso de pie con la ayuda de Ryuu.
-- Estoy bien.
Murmuró, luego miró hacia el interior de la sala de interrogatorios. Miró al chico sentado y esposado.
