Capítulo 28

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-Ahora, cumple tu promesa.

-Vaya, qué promesa...

Para Viviana fue un rayo en medio de la noche.

-¿Promesa?, ¿qué promesa? Creo que la única promesa que hice fue el contrato que firmé antes de casarnos.

Clovis bajó las esquinas de sus ojos con ojos llorosos y dejó escapar un suspiro fresco.

-Ahh. -El triste y patético suspiro fue un presagio; un heraldo de lenguas de serpiente para atraer a Viviana.

Viviana lo sabía, pero no tuvo más remedio que sufrir.

-Viviana... tan desvergonzada.

-¿Yo?

Clovis asintió. Las lágrimas que se habían estado acumulando en sus ojos se juntaron y fluyeron por sus largas pestañas.

Viviana la agarró por los hombros y levantó la cabeza. Como si estuviera regañando a Sally y Carliot, se mordió el labio y amenazó: ¡Calla!

-¿No me estás haciendo algo extraño en este momento?

Viviana, que había sido poseída por una pitón, había dejado su voluntad.

Clovis sonrió y sacudió la cabeza. Había jurado no hacerle una cosa tan cobarde.

-¿No puedes creerme?

-Sí, no confío en las serpientes.

-Ah, mi sin corazón Viviana. Pero lo digo en serio. No te entendí, sin embargo, solo te cautiva mi hermoso rostro. Como siempre.

-Mientras tu cara se vea bien...

-¿Tengo una cara bonita, Vivi?

Clovis se acercó sigilosamente a ella con una sonrisa encantadora y tocó la mejilla de Viviana con la punta de su hermosa nariz, le frotó en la punta de su pequeña nariz y le frotó suavemente las nalgas.

Viviana, que ya se había acostumbrado por los años de experiencia, lo tomó de la mano.

-Dime cuál es la promesa, eres como una serpiente astuta. -Los labios rojos sonrieron.

-¡Ah...!

Mordió el cuello de la mujer y chupó su carne con avidez. Dejando una marca roja en su piel blanca pura, barrió suavemente su suave cuello.

-Ah, ah... Robbie, yo, en la habitación de al lado... ¡Oooh!

Mientras le cepillaba el cuello suave y húmedo, colocó los dientes sobre la suave piel debajo de la barbilla, Viviana abrió la boca nuevamente y dejó escapar un aliento caliente.

Clovis no desaprovechó la oportunidad.

-¡Oh!

Se tragó los dulces labios como una serpiente que se abalanzó sobre ella en un instante y empujó su lengua. Viviana gimió mientras le daba palmaditas en el pecho y los hombros, pero él se aferró como una fortaleza. Frotó su lengua fría contra una lengua caliente y seca como si frotara una polla contra la pared interior pegajosa dentro del agujero.

-¡Ah, ah!

Su instinto floreció lentamente ante la mano que golpeó su hombro. Clovis presionó sus delgadas muñecas contra la cama, sufriendo por el deseo de ser rudo. Viviana cavó tenazmente hasta que se atragantó y derramó una lágrima.

Se puso de pie bruscamente, le dolían los testículos. Como antes de una pelea, los músculos de todo su cuerpo estaban tensos y apretados.

-¡Ahh,ah!... Clovis, ¿por qué estás...?

"¡La vas a romper Clovis!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora