Capítulo 13

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Robbie frunció el ceño con violencia y empezó a chupar debajo de ella de nuevo. Los ojos negros estaban fijos como clavados en los ojos plateados de Viviana, y ella no podía apartar la mirada. Su corazón latía con fuerza ante la sonrisa salvaje. Abrió las piernas de Viviana más que nunca, sacó su lengua roja y lamió el espacio por mucho tiempo.

-Ahhh, ah, ahh...

Un gemido estalló por sí solo cuando la lengua fría y húmeda lamió el fondo con fuerza. Agarró la gruesa carne de Viviana de lado y la separó, pinchando y rascando el interior con la lengua, probándola. Lamió la parte inferior con su lengua ancha y empujó el agujero que revolotea como si lo estuviera levantando.

-¡Ha, ha...! ¡Ah, ah! Ah, Robbie...

Viviana abrió más las piernas y levantó levemente las caderas. Para que su lengua esté cómoda para chuparlo y acariciarlo.

Sintió al hombre gruñir cuando puso sus labios en el espacio entre los de ella. Temblando por el aliento fresco, se mordió los dedos con fuerza con los dientes. Incluso si se mordía con los dientes hasta dejar marcas, no podía detener el gemido que se escapaba de sus dientes.

-¡Ah, ah! Robbie, yo, tú, pon...

-¿Mi lengua no es suficiente, Vivi?

¿Qué necesitas, eh? ¿Necesitas algo más grande?

-No es eso...

Viviana gimió débilmente.

¡Habiendo pasado innumerables noches y acostumbrada a sus caricias, ya no era suficiente para ella solo chupar y picar debajo con la lengua! El agujero crepitante picaba. Picaba por dentro, y el útero tembloroso picaba.

«Si mete algo grande y caliente... Si tan solo pudiera meter en mi vagina una cosa enorme y embestirme... Si pudiera rasgar el fondo del agua lasciva que fluye y abrirlo... Si apuñala profundamente en el útero tembloroso y apuñala la pared interna... Por favor...»

-¡Robbie, por favor!

Chupó su vagina con más urgencia y vigor, como si respondiera a un chillido. Succionando la carne de Viviana para desgarrarla, empujó suavemente con sus gruesos dedos.

-¡Ahh, ahh!

Viviana abrió mucho las piernas y le dio mucha fuerza a sus caderas. Apretó sus pequeños pies contra los duros hombros del hombre y sacudió su cuerpo. La barbilla redonda apuntaba hacia el cielo.

-¡Ah, ah! Ah, ah.

Dedos gruesos y articulados atravesaron su vagy, entrando y saliendo. Frotó y removió vigorosamente la lisa pared interior, llevándose su alma.

Viviana levantó la barbilla y gimió con la boca abierta.

-Haa, eh... Robie, Ro... ¡Ah!

Robbie empujó otro dedo dentro de ella como si abriera un agujero. El agujero en el nudo grueso ya había perdido su forma y había crecido. Apretó los dedos y lo masticó, tirando de él hacia adentro y más profundo.

-Ah... Vivi. La idea de tu vagina chupándome la polla me da ganas de comérmela ahora mismo. Si mi polla se mete en tu vagina...

-Robbie, hazlo, hazlo ya...

Era la primera vez que Viviana Doete pronunciaba una palabra tan vulgar.

-Sí, mi polla. Voy a rasgar tu vagina a través de mi polla.

Comenzó a subir lentamente hacia arriba, apuñalándola debajo de ella sin parar. Besó su vientre plano y apuñaló su ombligo con la punta de la lengua.

-¡Ah!

Chupó fuerte de su costado y dejó una marca roja como la sangre, y subió poco a poco. Y finalmente, mordió el pico rojo que se había levantado.

-¡Hmmm haa!

Viviana gritó como si esperara.

-¡Ah, ah! ¡Más! ¡Chupa más fuerte, Robbie!

Como en respuesta a las súplicas, comenzó a chupar con fuerza los pezones regordetes. Era un movimiento lo suficientemente fuerte como para ser violento. La punta de su pezón hormigueaba cada vez que lo succionaba dentro de su boca.

Robbie agarró sus pechos que no podía chupar y lamer con una mano y los frotó en un desastre. Hasta que quedaron huellas de manos rojas brillantes en la carne suave como pudín. Absorbiendo el calor caliente que se desbordaba del cuerpo de Viviana, llenó su codicia al máximo.

-¡Ah ah! Robbie, ¡Hmm!... ah... ¡No, no puedo...!

Clovis Vinholf, que tenía pétalos rojos tallados en su carne, levantó lentamente la cabeza para encontrarse con sus ojos plateados transparentes. Mirando la cabeza de la serpiente negra reflejada en ella, sonrió.

-Es delicioso, Vivi. Me lo tragaré todo.

-¡Ah, ah, ah,ah...!

Viviana dejó ir la emoción a la que se había estado aferrando tan pronto como le concedieron el permiso. El agua que fluía de ella corrió por su mano. Apretó los puños dentro de ella y retorció su cuerpo, sin soltarla.

-Haaa...

-Mi querida mujer... Vivi, hasta la próxima.

Su cuerpo, que se había liberado de la tensión que había soportado, estaba inerte sobre la cama. Se quedó dormida, envolviendo suavemente el hombro del hombre que la lamía constantemente.

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Viviana abrió lentamente los ojos al placer. Sin saber que estaba siendo domesticada por el hombre que la tocaba, a veces estaba inquieta por el servicio que recibía que le hacía hormiguear los labios.

Aprendió a besar, y recibió una caricia espesa que lamía y chupaba todo su cuerpo. Lloró amargamente mientras abría su entrepierna y pinchaba el agujero con sus finos dedos. Agarró su tímido pecho con fuerza y torció su cuerpo.

Se colgó apasionadamente, acariciando el hombro de un hombre corpulento que sostenía su cuerpo con fuerza. Dejó escapar un suspiro caliente en su oído, frotando su cuerpo vigorosamente contra su piel fría y fresca.

Desconocía a Viviana Doete, que era tan ingenua y tonta que ya estaba domada.

Viviana pasó 98 noches así.

"¡La vas a romper Clovis!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora