Capítulo 31

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Las serpientes siempre han sido así, cuándo te das cuenta, ya es demasiado tarde...

-¡Ahh, hmmm! Vivi, es difícil, así que acuéstate un momento. Yo todavía...

Clovis levantó rápidamente el trasero de Viviana y empujó su pene de un lado a otro en el agujero abierto.

-¡Ja,ja!

Viviana agarró ansiosamente la cabecera de la cama con ambas manos e inclinó la cabeza. Se inclinó y trató de morder la polla del hombre.

-Te amo, Vivi.

Pronto olvidó todo ante la dulce voz del hombre. Una vez más se ha abierto la puerta al placer.

•──•─•──•✦•──•─•──•

Viviana abrió los ojos. Despertar de su sueño ahora le resulta tan familiar como respirar. Incluso en los días en que Clovis seducía a Viviana, que no sabía nada, lo encontraba en un sueño una vez cada tres días y mordía y chupaba todo su cuerpo.

Dado que en realidad se superpusieron sus cuerpos, casi nunca habían sido convocados a un sueño, pero solo una cosa, cuando Viviana incubó un huevo, quedó encantada por su sueño sin ningún intento.

-Ah...

Tan pronto como abrió los ojos, suspiró en la parte superior negra del hombre que agarraba su pecho y lo chupaba con avidez.

-Hola Vivi.

-¿Otra vez?

-¿A qué te refieres...?

Viviana suspiró mientras acariciaba la parte de atrás de la espalda del hombre que chupaba como si fuera suyo. El vientre grande e hinchado que había sido empapado en el huevo estaba firmemente presionado.

-No puedo detenerte.

-Tú también eres buena, Vivi.

El Duque Vinholf acude a ella en un sueño cuando incuba sus huevos. La forma en que se le ocurrió al hombre que no puede alejarse de ella ni por un momento es que quiere compartir su amor al máximo en sus sueños.

-Ahh...

-Vivi está embarazada y tiene mucha leche, es un desperdicio.

Como si fuera a comérselo con pesar, volvió a jalar el pezón con fuerza. Mientras frotaba el seno opuesto con su mano grande, fluía leche caliente del pezón. Frunció el ceño ya que sus pechos estaban tiernos como un bebé, pero el placer y el dolor siempre estaban en contacto.

-Se moja rápidamente.

Clovis separó las piernas de Viviana y presionó sus rodillas contra el hueco.

-Ahhh... Clovis...

Viviana se frotó el grueso hueco de su dura rodilla y sacudió la cadera.

-Ah, ah... ahhh...

~Llora más, Vivi. Ya sabes, cualquier cosa está bien en un sueño.

Clovis murmuró con voz sensual. Miró la leche que goteaba por el dorso de su mano y la lamió al azar. Agarrando sus senos con ambas manos y masajeándolos lenta y suavemente, Viviana sacudió sus caderas violentamente mientras derramaba jugo de amor.

-¡Ah ah! Clovis... ¡Ahh!

Cuando la fuerza entró en la mano que agarraba su pecho, un dolor penetrante encendió el placer. Frotó su trasero, que estaba empapado con el líquido viscoso del amor, en sus rodillas y muslos duros, pero no fue suficiente.

"¡La vas a romper Clovis!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora