Emilio.

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Se lleva el cigarrillo a los labios y da una leve calada.

Está totalmente agotado, un viaje de imprevisto desde Turín, Italia hasta la capital de España, Madrid.

Le da un sorbo al whisky en su vaso y es entonces que todo se detiene.

Se queda pasmado, no puede ser lo que está viendo, justo frente a él al otro extremo de la barra, un escalofrío recorre su espina dorsal, las manos comienzan a temblarle, sus sentidos se desconectan de toda función, tan solo es consciente de la persona frente suyo.

En un parpadeo lo pierde de vista, comienza a buscarle entre la multitud en la pista de baile, quizá las personas en las mesas. Bebe el resto de su whisky y le da una larga calada al cigarrillo para dejarlo en el cenicero.

Se baja del taburete y cuando da la vuelta para ir a buscar al hombre, se detiene en seco, lo tiene ahí, sosteniéndole por los antebrazos. Todo es tan abrumador, se reconocen enseguida, las palabras quedan atoradas en sus bocas, respiran con rapidez.

- Emilio...

- Joaquín.

Pasaron por un largo momento así, solo mirándose sin mediar palabra.

- Por dios, Joaquín. Creí que nunca volvería a verte - Dijo después de un momento, totalmente encantado de volver a ver al chico.

- Te busqué por todos lados, solo tenía tu nombre de pila y el recuerdo de tu rostro - La voz ensoñadora con la que habló le puso en evidencia.

- Pensé que quizá creíste que era un acosador de mucho cuidado, intenté llamar al número que me diste y nada, incluso intercambié algunos dígitos y le terminé llamando a una señora de la tercera edad.

Soltaron una risa, Emilio recuerda lo incómodo que fue eso, la pobre señora estaba tan asustada y confundida que incluso tuvo que ir hasta Andalucia para ir a visitarla y explicarle todo.

- Lo lamento, estaba muy nervioso y tú...

- ¿Yo...?, ¿Acaso te puse nervioso, Joaquín?.

- Bueno... Puedes poner de los nervios a cualquiera... - Rió con timidez, maldiciendo a todo cuando sintió calor en sus mejillas.

- Pero tú no eres cualquiera, Joaquín. Eres Joaquín Leone, uno de los mejores diseñadores de moda en Italia y el número uno por la revista TIME. Para mí no fue muy difícil encontrarte - Llevó su mano hasta la mejilla de Joaquín y la acarició, apreciando como se apoya en su toque.

- ¿Cuánto tiempo pasó?, ¿Un año?.

- Puede ser, ten la seguridad que cada segundo de ese año me la pasé pensando en ti, si no te contacté fue para no molestarte, quizá me pondrías una orden de restricción o algo así.

- Claro que no, Emilio. Hubiera dejado lo que sea que estuviera haciendo para venir por ti - Lo dijo con sinceridad, él tampoco dejó de pensar en Emilio.

- No es tiempo para lamentarse por ello, puedo invitarte un trago y ya veremos que pasa.

Como última palabra, asintió y gustoso aceptó el martini.

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Besa ese cuerpo divino con pasión.

Después de unos cuantos martinis, decidieron ir hasta su apartamento no muy lejos de la discoteca.

Ahora se apresuran por sacar del terreno cualquier prenda molesta que les impida devorarse.

Disfruta de los jadeos que suelta Joaquín, bendito sea el señor por al fin darle la dicha de tocar y oír a ese chico esbelto.

- ¿Acaso vamos a recuperar el tiempo perdido, Caley? - Habló jadeante, dejándose llevar por todas las sensaciones que provocan los labios de Emilio sobre su piel.

- No esperes menos, Leone - Dijo antes de bajarle los jeans junto a sus bragas, se relamió los labios ante la vista.

Ahí, de rodillas ante el hombre que puso su mundo de cabeza, dejó libres los pies del calzado y sacó los jeans, con agilidad lo tomó por los muslos y se levantó con él en brazos para ir hasta el sillón.

Emilio se sentó con Joaquín sobre él, con sus piernas abiertas a ambos lados de su cuerpo, se besan con vehemencia, como si se conocieran de siempre y su reencuentro fuese todo lo que necesitaban.

Joaquín tomó la delantera y agarró el miembro de Emilio para alinearlo en su entrada.

- Espera, nene. Debo prepárate, puedes lastimarte - La preocupación en su voz enterneció al italiano.

- Ya esperamos bastante, ¿No crees?. Por ti puedo soportarlo todo, porque hoy más que nunca planeo no volver a dejar que te vayas.

Dicho aquello volvió a besar al español para tranquilizarlo, poco a poco comenzó a bajar, respira para relajarse ante el dolor, aunque no es su primera vez es cierto que hacía bastante tiempo que tuvo intimidad con alguien.

Cuando el miembro de Emilio estuvo completamente dentro suyo, sintió al español apoyarse en su totalidad en el respaldo del sillón, llevándose a él consigo y estando así un momento mientras la incomodidad pasa.

Sintiéndose listo para hacer lo propio, elevó su pelvis hasta casi sacar el gran miembro para dejarse caer con fuerza, gimieron al mismo tiempo y Joaquín repitió la acción unas cuantas veces más.

En toda la sala de estar solo se oía el chasquido de la polla de Emilio al entrar y salir.

El español disfrutaba de todas esas sensaciones, en toda su vida jamás alguien le hizo sentir algo parecido, tener a Joaquín ahí con él es indescriptible, aunque Joaquín pensara en que solo sería esa noche, de él dependería seguirlo por mar y tierra.

Sus manos amasan el culo del italiano, de pronto da algunas palmadas para darle más intensidad al momento, se besan y siente a Joaquín enterrar sus uñas en su piel.

Cuando el orgasmo está cerca, Joaquín se deja hacer al modo de Emilio, toma su erección y comienza a masturbarse, eleva un poco su pelvis para dejar más facilidad de movimiento al rizado, quien comienza a dar embistes fuertes, persiguiendo su propio placer y el de Joaquín.

El orgasmo los abraza y envuelve en un calor reconfortante, Joaquín se recuesta sobre Emilio y le besa el hombro con cariño, el español deja libre su miembro y reparte caricias por toda la espalda.

- No entiendo como pude perderme de esto - Joaquín habló después de un momento, abrazando el cuello de Emilio con sus brazos y jugando con sus rizos de la nuca.

- Créeme que todos los días tú y yo nos vamos a fundir como arena y cal - Dejó un beso en la barbilla, poniendo suma atención al rastrojo.

- Y tú llegaste a preguntarme: ¿Cómo estás?, Que guapo se ve que no eres de acá.

- Eres irresistible, Joaquín Leone.

Entre risas se recostaron sobre el sillón.

Y lo que dijo Joaquín fue cierto, no va a permitir que Emilio vuelva a irse sin decir más.

Un diseñador de moda y el columnista más famoso de España.

Con Solo Una Mirada Me Hiciste Temblar, Ya Estaba Imaginando Mi Alma Desnudando...

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Inspirado en "Oye Pablo" de Danna Paola.

𝐺𝑜𝑜𝑑 𝐼𝑛 𝐵𝑒𝑑 | 𝐸𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎𝑐𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora