Aemond es estudiante de arte y está saliendo con Lucerys Velaryon.
Aemond le pinta los cuadros más bellos y cargados de emoción para su novio, a modo de disculpa silenciosa; espera de alguna manera poder transmitirle cuánto se arrepiente de aquello que Lucerys no recuerda ni sabe aún, todo lo que sucedió en un lejano pasado; pero que Aemond sí.
Solo él es consciente de la antigua maldición que los persigue, condenándolos a encontrarse una y otra vez en diferentes vidas; hasta el momento en el que Lucerys también logra recordar el pasado. Cada vez que eso sucede y los recuerdos vuelven a la mente del más joven, se inicia la cuenta regresiva hasta su dolorosa muerte, en un margen inevitable de diez días, en la que producto de la maldición, Aemond siempre termina involucrado; una y otra vez, de una forma u otra.
Los primeros recuerdos afloran en la memoria de Lucerys al observar una de las pinturas de Aemond.
En el lienzo hay un paisaje, con olas marinas, nubes de tormenta y...
-¿Dragones? - Pregunta el más joven observando las siluetas en la pintura.
Aemond se muerde el labio inferior, siente el pánico aflorar en su pecho y su corazón agrietarse una vez más. Estaba comenzando. Siempre de la misma manera. Lucerys asocia algo que ve, oye, degusta u olfatea con algo de su vida vida anterior, y en cuestión de tiempo, los recuerdos comienzan a fluir en su mente como un río, hasta el inevitable final.
-No. - Mintió simplemente, conteniendo las ganas de llorar. -Son aves, aún no soy bueno dibujándolas.
Cuando Lucerys moría, Aemond siempre tenía las mismas dos opciones: Vivir lo que le quedara de tiempo en el mundo, sumiéndose en el dolor y la ausencia de su amado; o reiniciar el ciclo el mismo con un suicidio.
Nunca sabía qué hacer exactamente. Cada vez que veía a su amado morir, quería seguirlo inmediatamente; pero a la vez quería seguir viviendo, para encontrar una manera de poder romper aquel ciclo.
Lucerys, totalmente ajeno a lo que ocurría en la mente del mayor, hablaba alegremente sobre colgar aquel cuadro en el nuevo departamento que pensaba comprar con Aemond, una vez terminen sus estudios.
...
El muchacho de cabellos platinados observaba, con dolor partiéndole el alma en mil pedazos, los últimos suspiros de su amado.
El pecho de Lucerys subía y bajaba lentamente, la sangre escurría de la comisura de sus labios mientras la mano se aflojaba de su agarre cada vez más.
Habían discutido aquella tarde. Aemond dijo que saldría un rato a tomar aire. Lucerys lo siguió, en el camino tropezó con una lata de pintura que se derramó sobre un trabajo que debía ser presentado en el instituto al día siguiente.
-¡Lo siento! ¡De verdad, fue un accidente... Aemond yo de verdad no quise...!
El mayor ni siquiera se detuvo a oír sus disculpas. Cruzó la calle hecho una furia, dispuesto a alejarse por un momento de aquella situación.
Cuando lo oyó.
El chirrido de los neumáticos, los gritos, el llanto.
"No puede ser, aún no es tiempo" pensó Aemond, sintiendo su sangre helarse.
Cuando volteó, deseó haberse quedado un segundo más en la casa, o al menos no haber cruzado la calle.
"¿Por qué?" Se preguntaba una y otra vez. "Lucerys no ha dicho nada que dé indicios de haber recordado..."
Corrió y se arrodilló junto a su amado, lo tomó de la mano mientras le pedía que resista en lo que llamaba un ambulancia.
-Aemond... Lo siento mucho, no fue mi intención... - Aún en sus últimos momentos, Lucerys se estaba disculpando por lo que Aemond pensó era la pintura, pero las siguientes palabras hicieron que todo cobrara sentido:-Nunca quise tomar tu ojo. Perdóname...
...
-Perdóname a mí, por no poder salvarnos. - Aemond susurró las palabras mientras abrazaba el cuerpo cubierto de sangre de Lucerys. -No he podido salvarnos aún, perdóname...
...
-... Perdóname. - Aemond seguía repitiendo la palabra mientras incesantes lágrimas caían por su rostro.
-Te he perdonado hace mucho tiempo, tío. - La suave voz de Lucerys lo sobresalta. Su corazón duele.-No te esperaba tan pronto.
Aemond suspira. Estaba en aquel extraño momento que le seguía a su muerte, en el que podía encontrarse con Lucerys al menos por un rato, antes de que la maldición volviera a comenzar su ciclo y los arroje a una nueva vida.
Su amado movía las manos incesantemente, armando lo que parecía ser una corona de flores azules. Aemond las reconoce de inmediato. Eran sus favoritas en su primera vida, en el lejano Poniente.
-¿Te gusta?- Luke la sostiene frente a él. - lo hice mientras te esperaba. -El joven se acerca a él y la coloca suavemente sobre su cabello platinado. Luego deposita un tierno beso en su frente.
-Si, Luke, es bellísima, cómo tú. -Aemond besa los labios de su amado. -Me encanta, muchísimas gracias.
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One-Shots Lucemond Week 2023
FanfictionSerie de siete One-Shots, acorde a la temática de cada día de la Lucemond Week de este año. Temáticas: 1-Reencarnación 2-Almas Gemelas 3-Hanahaki 4-MPreg 5-AlternativeUniverse 6-PostApocalpsis 7-Amor secreto. ¡Todos los fanarts adjuntos en los...