7- Not longer a secret

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Nota: Día 7 de la Week: Amor secreto.

Primer one-shot happy de la semana :D

"Aemond y Luke saben que pronto sus encuentros secretos deben terminar, pues el más joven tiene un compromiso con el cual cumplir; lo cual marchita el alma de Aemond.

¿Deberán decirse adiós?"

-

Un par de días atrás, se había anunciado el comienzo oficial de las reuniones de cortejo entre Lucerys Velaryon y Rhaena Targaryen.

La idea del compromiso entre los jóvenes iba tomando cada vez más forma, rompiendo así un poco más el alma de Aemond día a día.

Desde que se había anunciado la noticia, él y Lucerys apenas habían podido pasar tiempo juntos.

Ambos jóvenes se extrañaban y anhelaban, pero debían encontrarse a escondidas.

Es por eso que aquella tarde habían volado hasta una pequeña isla cerca de Rocadragón, los dos solos, para alejarse de la mirada curiosa y los labios chismosos de la Fortaleza Roja.

Lucerys había descubierto ese lugar hacía poco tiempo, y había decidido compartirlo con Aemond. Era su pequeño secreto, en el que podían tener la privacidad que su hogar no les brindaba. Allí podían estar en paz. Luke quería darle al menos eso a Aemond.

Caía el atardecer y hacía frío, por lo que encendieron un pequeño fuego a orillas del mar.

El rostro de su tío se veía aún más demacrado a la luz de las llamas.

Luke sabía que algo le ocurría, no sabía qué exactamente, pero era como ver una flor marchitarse día a día.

Lucerys besa los labios ajenos mientras el mayor se recuesta sobre su regazo, contemplando las olas del mar y las estrellas que comenzaban a aparecer en el cielo. Para Aemond, los labios de Lucerys eran como medicina.

Sabían que los estarían buscando en Desembarco del Rey en aquel momento, pero a ninguno les importaba. Tan solo querían una noche en la que pudieran estar juntos.

Lucerys sentía una tristeza desbordante al ver el estado de su tío, sin saber cómo ayudarlo.

Lloraba en silencio y en privado, quería mantenerse fuerte para él, aunque por dentro se desmoronaba al ver que cada día Aemond estaba lejos de mejorar.

Desde que la fecha de compromiso de Lucerys y Rhaena había sido fijada para dentro de exactamente un mes, algo dentro de Aemond se había quebrado.

Supo que su amor por Lucerys jamás podría ser correspondido plena y libremente.

Quería pedirle que huyeran juntos; pero no podía ser tan egoísta de arrancar a su joven sobrino de la comodidad y calidez de su familia, de su hogar.

Sabía que pronto esos encuentros entre ambos terminarían, los besos cesarían y las caricias ya no existirían.

Toda esa tristeza había comenzado a tomar forma de flores azules que asomaban desde las grietas de su alma y llegaban hasta sus pulmones, sus venas, su garganta y próximamente su corazón.

Era una rara enfermedad, de la antigua Valyria, habían dicho los maestres, que se daba ante el dolor de un amor que no podía ser correspondido.

Sabía que Lucerys lo amaba, pero sabía que pronto cumpliría con su deber como heredero de Marcaderiva, se casaría con Rhaena y se alejaría de él; ya no podrían estar juntos. Y eso lo destrozaba.

-Aemond, ¿Por qué no me dices qué te ocurre? -Pregunta el más joven, acariciando los cabellos platinados de su amado.

-No hay nada que pueda hacerse, Luke. Es en vano. -Una lágrima asoma en el ojo bueno del mayor.

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