Un día eres alguien que tiene una vida común y corriente, yendo a la Facultad, estudiando día y noche para ser alguien en la vida, trabajando para solventar los gastos del mes, durante los 365 días del año; y al otro, no sabes como es que despiertas...
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Desperté sobresaltada, de ser así casi caigo al suelo, así que me aferre lo máximo posible. El sol está saliendo. Observé hacia abajo para asegurarme de no cometer cualquier movimiento en falso y alertar a los enemigos.
Pero...era solo un campo regado en sangre....
-¿Qu-qué ha su-sucedido a-aquí?- No salía de la impresión.
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Cuerpos desmembrados, las cabezas decapitadas clavadas en el suelo con estacas, órganos desperdigados por doquier, el olor nauseabundo era horripilante, tanto que me ardían las fosas nasales, no lo pude contener, vomité del asco.
- Ares, te agradecí, pero tampoco era para tanto- hablo conmigo misma y con sarcasmo, mientras descendía con cuidado una vez asegurada la zona- Debo admitir que esto es muy "gore".
-«Oh, un arco, un carcaj cargado de flechas y....ajá...la dichosa daga con su funda»
- «Espera...¿Qué es eso?». Visualizando diferentes huellas de distintos tamaños, huellas de perro...No...éstos ineptos han sido devorados por una manada de lobos, pero...también hay huellas de zapatos y flechas por doquier, aquí sucedió una batalla.
-Tengo que salir de aquí antes de que alguien llegue y malinterprete todo y lo peor, que me tilden de asesina; además debo saber en dónde me encuentro- digo mientras comienzo a correr con cuidado lejos de aquel desastre lobuno.
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