Exhaló aire una vez más y deseó fuese la ultima, lo dudaba; cuando estaba nerviosa respiraba con dificultad y las palabras apenas hilaban para formar una oración coherente. Sí su cuerpo se encaprichaba en funcionar así por el resto de la noche temió por si misma, iba a pasar la vergüenza de su vida.
Regresó de vuelta al living pero se encontró sola. Maldijo, el perfume de Wednesday aun seguía en el aire y no pudo evitar respirarlo por el simple hecho de hacerlo e invitarlo a su interior. Cerró los ojos un momento analizando la situación, estaba en casa de Wednesday. La chica que la había humillado por la mañana, le había faltado el respeto las primeras veces que se veían y ya le había lanzado dos granizados, aunque uno indirectamente, pero el hecho era el mismo.
Escuchó unos pasos acercarse, los abrió de golpe y se encorvó al instante para tomar su ojo izquierdo y rodearlo con sus manos. Quiso gritar maldiciones cuando abrir su ojo izquierdo equivalía a rasparse el brazo con una hoja metálica y producían el mismo efecto: soltar una lágrima de dolor extremo. Se quedó unos segundos en esa posición hasta que una mano se detuvo en su espalda baja y escuchó la voz de Wednesday.
- Mamá me mandó estas gotas para usted... ¿La ayudo? – ella negó con la cabeza. Era increíble como una persona actuaba con miedo después de actuar con seguridad y la vulnerabilidad salía a flote por doquier. Se mantuvo firme, no quería a Wednesday cerca de ella —No podrá sola- sintió como la mano de Wednesday ascendía y bajaba en una caricia y copiaba su posición para hablar mas cómoda. Ella se enderezó al instante
- ¿Te dijo que debía usarlas ahora?- preguntó tapándose el ojo con la mano izquierda y señalando las gotas. Wednesday asintió con vergüenza —Dámelas, por favor
- ¿De verdad puede so...
- Que me las des, Addams. Las necesito- pidió abriendo su mano y recibiéndolas lentamente. Terminó arrebatándolas con algo de brusquedad y caminó hasta el sillón acomodándose en el pegada al respaldar y su cabeza en el apoyabrazos. Llevó su mano derecha con el pequeño envase a su ojo y lo apretó. Escuchó una pequeña risa al no poder cumplir su cometido —¿Qué es lo gracioso?- preguntó con pena al saber la respuesta. Wednesday llegó hasta ella y le equito la diminuta botella para llevarla a su boca
- Debe abrirla primero- le dijo entre dientes mordiendo una pequeña base de plástico y luego arrancándola para tirarla a un costado. Enid tragó con dificultad cuando la pelinegra apoyó sus rodillas sobre el sillón, a su lado
— Ábralo-murmuró Wednesday inclinando su cuerpo para tomar una mejor dirección y comenzando a ejercer presión sobre el envase mientras alzaba la mano.- Wednesday...- susurró al sentir como el cuerpo contrario se juntaba más con el de ella y la mano de su alumna vagaba por su rostro en su ayuda. Escuchó un "¿si?" con picardía de Wednesday pero ella no respondió. La pálida separó con delicadeza y extremo cuidado la piel debajo y arriba de sus pestañas y por inercia ella volvió a juntarlas —Duele, Wednesday- se quejó con voz ronca y escuchó a su alumna suspirar.
- Lo siento mucho. Mucho, mucho y de verdad- no dijo nada aunque pensaba distinto —Lo siento mucho, Enid- la escuchó mientras su mejilla izquierda era invadida por un dedo pulgar que solo le regalaba caricias y a los segundos volvió a abrir su ojo. Esta vez no se quejó aunque su cuerpo se lo pidió, pudo ver con algo de dificultad la cara de sorpresa de la pelinegra y la culpa en todo su rostro. Estaba por volver a cerrarlo cuando Wednesday se lo impidió y rápidamente le dejó unas gotas sobre la pupila y la misma le ayudó a cerrarlo con sus dedos y dejar una ultima caricia antes de apartarse.
Estiró su brazo y le impidió que se alejara, Wednesday volvió a su lugar en un contundente rebote.
- ¿Por qué lo hiciste?- le preguntó por lo bajo y cuando abrió la boca para responder, la soltó y la chica se puso de pie. Larissa y Morticia bajaban las escaleras.
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Language of love - Wenclair
RomanceEnid Sinclair es la nueva profesora de Nevermore. Wednesday Addams, su alumna menos aplicada