Canto XXI "El gato de la entrada"

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Quiero ser el gato de la entrada,
sin un plan para vivir en un lugar lejos,
tener la oportunidad de huir a la nada,
pero ceder ante el calor de unos besos.

Deseo acostarme en las espinas,
para así sentir algo en mis venas,
buscar algún insecto; y jugar con ellos,
yo siempre juego a besar cuellos.

Admiró su carente libertad;
por ser un prisionero del amor,
despojado de su voluntad,
y de las virtudes del desamor.

Pero por mi experiencia adquirida;
no deseo ser el gato de la entrada,
con un cariño de tan dudosa duración,
es un dulce engaño al corazón.

Prefiero ser él que envidia al gato de la entrada,
y a su existencia eternamente acompañada.
Quiero seguir siendo el humano que lo observa,
sin tener la necesidad de una mirada,
de un ombligo, o de una amada.

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