Ellos lo son... son todo lo que necesitaban. Maite, alguien a quien llevar a surfear. Bruce, una máquina humana de malteadas. Eso y algo más.
Imaginen que todo comienza con un choque de automóvil. ¿Ya lo lograron? Bueno, ahora imaginen lo que viene...
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Mientras observo cada sitio de la pequeña casita en frente de la playa, contesto una propuesta de Facetime. Es Lina. Después de unos largos días vacacionando en París, por fin ha llegado de vuelta a Georgia. Hago a un lado una de mis maletas de equipaje, para acomodarme en un taburete de madera, que estaba cerca de la salida hacia la pequeña terraza.
—Por finnnnn, ya te extrañaba Mai, ¿cómo has estado? —escuché decir a Lina un tanto borroso.
—Pues, ¿qué te digo? Me le fugué a Claudia por dos semanas para unas supuestas vacaciones, pero me he metido en el liazo más caro de mi vida.
—Para enfrentar a esa bruja, tienes agallas chica —termina por decir Lina, acomodándose el pelo—. Pero cuéntame, ¿cuál es ese liazo?
—Hoy al llegar en la mañana, me topé con un grosero. Tras ser el culpable de destrozarme el carro prestado, dijo que le pagara. ¿Puedes creer? —demandé contra Lina aún anonada por lo sucedido.
—Mierda. Pero, supongo que no lo harás, ¿o si?
—Claro que no. Si lo hiciera le estaría faltando a golpes el respeto a mi orgullo —solté—. Pero ese no es el punto.
—¿Ah no?, ¿entonces cuál es?
—Ahora tendré que pagarle a William por los daños, y eso me va a más de lo que traje —le dije a medio suspiro.
—Dios, ¿necesitas que te ayude? No tengo problema...
No dejé que Lina completara la pregunta. No quería meterla en esto, después de todo yo me la busqué.
—Ni lo digas. No te preocupes, yo lo resuelvo.
—¿Estás segura? —demandó mi mejor amiga con voz preocupada.
—Si. Segura.
—Vale guapa. Te dejo, debo terminar de desempacar para dejarle unas cosas a Ryan más tarde. Besos.
Se despide Lina simulando un beso al aire a través de la llamada. Ryan es el amor de Lina desde que íbamos a la secundaria. Recuerdo que en esa época llevaba pegada la moda gótica, y decía: ¿amor? De la única forma en la que experimento el amor, es cuando escucho a The Rolling Stones. Pero se contradijo de la forma más graciosa, cuando descubrió que también comenzó a experimentar el amor a las dos semanas después de que llegara Ryan.
Ya siendo las dos y media de la tarde, decido por fin recorrer la pequeña casa. Me adentro hacia una no muy amplia habitación, que parece no ser remodelada desde la separación de los Beatles. Pero eso hacía que tuviera más vista de casita playera. Las paredes eran de un tono blanco hueso tiza, mientras que las baldosas que cubrían el suelo eran de un tono madera oscuro. También hay una cama en donde estoy segura de que quepo sin ningún problema, con sábanas del color de las aguas de la playa de afuera. Para enfrente, hay una pequeña tele sobre un guardarropas color blaco. También es de madera. Es cálido. Me gusta.
