Gon Freecss, un adolescente de 17 años que vive en Kioto con su tía materna, luego de que sus padres se divorciaran y cada uno se fuera por su lado, abandonando a Gon a sus 5 años.
Gon ya lleva enamorado 3 años seguidos del mismo chico de su escue...
Apenas pude me puse manos a la obra y fui a buscar en mi armario toda mi ropa para ver si algo me servia, pero nada me hacía cambiar mucho, me veía igual que siempre, así que fui al cuarto de mi madre y fue de lo peor, ocupa muchas cosas apretadas al cuerpo, eso no me entraba ni siquiera en una pierna. Por último, fui a los dormitorios de mis hermanas, cuando entré al de Alluka noté que tenía el triple de ropa que tengo yo y eso que siempre la veo con lo mismo…
Llevo horas buscando ropa de mujer… o mejor dicho ropa que utilizan generalmente las chicas, lo digo así porque para mí realmente la ropa no tiene género, en fin llevo mucho tiempo metido en los armarios de mis hermanas, para ver si algo me sirve, pero todas sus prendas son pequeñas para mi. Creo que tendré que llamar a Retz y decirle que no tengo nada para ponerme. (Fin de su narración.)
Llamada telefónica
—¿Aló? —Hola Retz, perdón si te estoy interrumpiendo en algo, es solo que quería avisarte que no encontré nada que me quedará bien y no sé que hacer. —No te preocupes, yo ya me hice cargo del atuendo, porque supuse que algo así podría ocurrir. —¿En serio? ¡Eres genial! —Ya lo sé. Voy de camino a tú casa, llegó en 20 minutos. —De acuerdo, nos vemos. Byee. —Byee. (Fin de la llamada)
Al colgar, el albino se puso a ordenar un poco su cuarto, ya que llevaba meses sin hacerlo, ya que no tenía muchas ganas de hacerlo. Y ahora solo lo está haciendo para que su amiga no se sienta muy incómoda. Y tal como dijo la chica, llegó a la casa del albino justo en 20 minutos.
—Hola olvidón. —Lo saludo la chica apenas entro a su cuarto. —Hola Retz, espero que no te moleste mucho mi desorden. —No te preocupes, sabía que estaría así o peor, porque de seguro no tenías ganas de hacer nada. —El albino soltó un suspiro. —Bueno, si estaba mucho peor, pero intenté ordenar un poco ahora. Y sí, la verdad no tengo muchas ganas de hacer algo, me quedaría todo el día en mi cama. —La chica se acercó a él y le revolvió el cabello. —Pero debes hacerlo si quieres recuperar a Gon, así que arriba el ánimo, que aquí nadie se ha muerto. —El albino soltó una leve risita. —Muchas gracias por venir y ayudarme. —Eres mi amigo, aunque nunca creí que lo fueras, lo eres y te apreció mucho al igual que a Gon. —Y yo a tí. —Lo sé, por eso pediste mi ayuda, así que mejor empecemos, que el día pasa rápido. —De acuerdo.
—Primero, ¿te depilaste? —Sí, ya lo hice, pero no con cera, no me atrevo. —Cobarde. —Dijo la chica, mientras lo miraba como si lo estuviera juzgando, aunque en realidad solo lo estaba molestando. —Lo soy y no me averguenzo. Por otro lado, tengo una duda ¿Por qué era necesario que me depilara? yo se que hay muchas chicas que no lo hacen. —Es por los estereotipos… lamentablemente vivimos en un mundo lleno de ellos. Y si queremos ser aceptados, debemos seguirlos. Creeme a mi tampoco me gusta, pero en está ocasión tu imagen es fundamental, así tendrás que hacerlo. —Odio los estereotipos… pero bueno, confío en tí, así que haré lo que me dices. —En eso la chica le extendió unas bolsas al albino. —Ten, quiero que te pruebes este conjunto, incluido los zapatos. —El albino miró las bolsas y decidido las tomó y fue a cambiarse.
El albino no tardó mucho en cambiarse, por lo que en menos de cinco minutos fue a mostrarle a su amiga el atuendo que ella le había traído. Era un era un top/polera negra con una falda negra y unos tacos de color rojo, los cuales convinaban con las uñas que le puso Retz.
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