OCHO

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—¡Me gustás!

Pero Lionel me mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa a medio camino. Fabián se ríe, sin yo saber por qué y oculta la cara.

—Creo que lo de la carta es una mejor idea, Iván.

Bien, ¡eN mí dEfenSa yO dIjE qUe uNa cARta sERÍA meJoR!

Ah, pero Fabián dijo "no, no" y ahora estoy en su pieza practicando cómo es que le diría al chico más hermoso que no conocí nunca en la vida que estoy, profunda y totalmente, enamorado de él. Oh. No, no era todo. Entre ese "me gustás" tenía que ir incluído que lo amaba, que era hermoso, que nunca lo dejaría ir, que ese beso fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida y...

Fabián dijo que tenía que hacer eso.

Pero, ¿a qué costo? Si llegaba a gustarle la primera parte, aseguraba que con la segunda (que es donde le declaro que nos casaremos) me mandaba de seguro a la cárcel.

—¿Una carta? ¡Dejá!— Fabián menciona moviendo su mano enérgicamente, se acerca y sonríe. —Imaginá que es él.

—Pero más bonito.

Lo miro con algo de asco. No había grado de comparación, y aunque Lionel era uno de los chicos más atractivos que yo conocía, a mis ojos, Rodrigo era muchísimo más lindo. Era tierno, y tenía esa forma de sonreír que...

Mierda, ¡alucino! ¡Vieja, ayuda!

Hablando de mí mamá, ella insiste en que lo invite a comer. Me dijo que puedo conquistarlo con comida.

—Querrás decir, menos...— río con la cara de Lionel, él me mira con un gesto de pocos amigos.

Siempre triunfando, porque me suelta una puteada en voz baja. Está de vivo, últimamente, más cuando está cerca de Fabián que le hace todo a su gesto.

Me hacían enojar, porque se correspondían el uno al otro. Y después estaba yo, que ni salud tenía.

—¿Creés que sea buena idea esto de decirle así, Iván?— ya hablando en serio, Lionel se sienta en la cama de su novio no novio y me observa.

Buena idea, sí.

Que yo pueda hacerla bien, no.

No me lo tomen a mal. Pero si tengo un defecto (que ha de ser millones), indudablemente es el de echar a perder las cosas con excelencia, clase y originalidad.

—No sé, tengo miedo de trabarme y... Terminar haciendo algo estúpido— me pongo sincero.

Casi sentimental.

Había estado pensando a lo largo de estos días, y llegué a la conclusión que en realidad ya no tenía nada que perder diciéndole que estaba muriendo lenta y maliciosamente por su querer. Sin falla, lo haría en los próximos días.

Era eso, o resignarme a morir solo, con mamá.

—Bueno, entonces dale la carta...— Fabián menciona al aire.

Pero tampoco lo veo como la mejor opción.

La mejor opción era hablarle frente a frente, ojos con ojos y decirle sinceramente todo aquello que me hacía querer darme golpes contra la puerta.

—Mhm, no... De nuevo está entrando en estado de... Le vamos a decir IvánShook.

Bien. Estaba dedicado a hacerlo. No había vuelta atrás.

𝐂𝐀𝐋𝐋𝐀𝐓𝐄 » rodrivan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora