3. 𝐶ℎ𝑎𝑛𝑡𝑎𝑗𝑒

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Capítulo 3 "Chantaje."

La mañana había caído en la oscura casa perteneciente del castaño, se levantó de la cama percatándose del nuevo cuerpo ajeno que se encontraba, esa cabellera oscura que olía a un dulce olor a vainilla y el hermoso cuidado que le daba este.
Luzu estaría más que encantado con dar el lujo de cocinar para su nuevo invitado que aún se mantenía dormido, después de todo, no podría huir si este quisiera, no lo haría.
Un desayuno básico al igual que regular para el mexicano; el mayor preparó la mesa dejando servida la comida, dirigiéndosé nuevamente a la habitación en donde se encontraba su invitado, observó el tenue cuerpo recostado y lo más importante para él, encadenado a la cama para que no escapará.

–Quacks...mi querido Quackity– Llamó al de cabellos negros acercándose a la lía de acero jalandoló con fuerza hacia sí mismo. –Despierta.– Ordenó al menor, obedeciendo al segundo que se le había llamado, esos ojos negrizos que su aula se mantenían en garabatos indicando que adentros de estos no habría nadie quien le negaría. La mano de Luzu se posó en el mentón ajeno robando un delicado beso en los labios rosados y resecos del joven.

–Lo estoy, señor.– Obtuvo una respuesta, después de la unión de labios, el castaño tomó la mano palida del chico invitadole a seguirle, claro, sin antes haberle separado la cadena del collarín que portaba el pato.
El desayuno estaba listo y era el momento que Luzu y Quackity se enfrentarán cara a cara con solo palabras...¿Qué significaba esto?, el de cabellos castaños tendría que arriesgarse a romper el hechizo unos momentos para hablar con el mencionado, no obtendría una charla clara si solo se le mantendría con esa vulnerable consciencia que estaba amarrado a él.
El pasillo se mantenía destruido por los daños que había atentado días anteriores el de ojos oscuros y el dueño no le había tomado cierta atención a su hogar para arreglarlo, la destrucción después de todo le daba un toque algo único, un regalo del pato según para el, detalles que le ocasionaban una acaricia en el corazón. Las manos del híbrido fueron atadas para seguridad del mayor, continuaría en atar las piernas, la mejor parte era que no obtenía batalles por su parte contraria que solo se mantenía ver a la nada de la ahora cocina.

–Muy bien...– Se incorporó limpiando sus perfectas prendas rojizas y limpiar el reciente polvo de su chaleco grisáceo, suspiro largamente el de ojos rojos, con un solo tacto a la frente ajena logro que los ojos garabateados volvieran a esa oscuridad pura, su mano rápidamente la separó al debido ataque verbal que estaba recibiendo en una combinación bilingüe. –Callate y déjame habl-
Le interrumpieron totalmente, el mexicano hablaba rápidamente insultandolo, tanto que el español apenas ubicaba la mitad de lo que decía.

–¡Desatamé cabron!,¡Ahora!– Se quejó volteando ahora sus alrededores, conocía el lugar, era la cocina de Luzu, uno de los tantos lugares que ya conocia como la palma de su mano, se percató de sus prendas y que estás no eran las que había portado el día anterior. –¿¡Qué me hiciste, Luzu, cabron?!,¡Puta madree!, Ojalá no me hayas tocado ningún pinche perro pelo, cabron, que te juro que está no la libras...–Habló entre quejas sus dientes marcaban la irá que le estaba consumiendo, sobretodo la confusión aún no le tocaba en su mente como para estar más alerta.
El mencionado no evitó esconder su risa con su mano que se cubría de los guantes de látex oscuro que portaba, el cambio drástico y la diferencia de su juguete le estaba dando gracia, tenía todo del pato en sus manos.

–Todo lo hiciste tú, yo no hice nada.– Se excusó cesando su risa un segundo, aprovechando su momento para robar un beso en el cuello del latino, este reaccionó a mal forcejeando por su salida. –No irás a ningún lado...mi querido Quacks, ahora estamos juntos, tú estúpida idea de querer estár en contra mía; es ahora un fracaso, ganamos juntos.– Sonrió acariciando las mejillas del rostro de lunares observándole atentamente a los ojos, el tono carmesí se intensificó. –Ahora tienes la corona de la reina.–  comentó alejandosé del pato para sentarse en su asiento.

𝑇𝑜𝑦 𝐷𝑢𝑐𝑘𝑙𝑖𝑛𝑔. | 𝐿𝑢𝑐𝑘𝑖𝑡𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora