7. 𝑁𝑜 𝑚𝑒 𝑚𝑖𝑟𝑒𝑠

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Capítulo 7 "No me mires, por favor."

|Si les sirve la canción de Kamaitachi - O limbo do menino som olhos; la tomada PUEDE que sientan lo que Quackity está pasando. Aunque la canción no tenga nada que ver.|

Los meses habían pasado después del accidente, Quackity no había visto o escuchado alguna noticia de Luzu y más que lo quisiera aún en su corazón, no quería verle. Con solo despedirse de sus dos familiares que le habían apoyado le tenía melancólico, por el hecho de no saber con quién hablar sobre las cosas que pasaban en su cabeza.

-¡Adiós, primo!, ¡Ahí te saludamos a la abuela coco!- Se despedían ambos hermanos de la familia de aves.

-¡Hasta luego, weyes!, ¡Que la virgencita me lo proteja!, ¡Y saluden por mi a la Brita!- Igualmente, Quackity movía su mano, despidiéndose de sus familiares, era obvio que estos tenían que volver nuevamente a México, cuidar de la familia; por supuesto.

Entró a su hogar sintiendo el silencio y el vacío en si mismo, la única persona que se había dedicado a pasar tiempo con él no sabía nada; un momento fugaz al recordar al castaño híbrido de oso, le mantenía con motivación de que este quisiera hablar con él después de los días difíciles que había tenido; con ayuda de su familia logro sobrellevar ese dolor interno rellenando ese vacío que ahora sentía, soledad.

Salió de su mansión blanca en búsqueda del de sudadera blanca, sus pensamientos se cegaban en querer solamente abrazar a Rubius diciéndole que todo estaría bien; solo lo necesitaba, alguien. Su rotunda mala suerte fue espectear con sus propios ojos del como el susodicho en su mente se encontraba tan apegado al hechicero de ojos violetas. Una punzada en su corazón ciertamente, pero lágrimas no salieron de él, unos pasos hacia atrás faltaron para huir en busca de alguien que le consolará.

En caminó hacia los restos de lo que había sido su antigua casa, observaba entre lágrimas que se unían a la cristalina agua de la laguna, que entre estás aguas se encontraban aún restos de lo que había Sido antiguamente una construcción. Pensaba que las cosas habían mejorado después que todo fuera resuelto sin la presencia del chico que le había atormentado durante semanas bajo su propia voluntad, él ni creía que su amor fuera correspondido por el de ojis rubies, pero este lo era a una manera enfermiza, eso le había hecho dar un alejamiento al igual que la repentina traición hacia él. Luzu era su cien por ciento y viceversa para ambos, ahora Quackity se sentía vacío y solitario sin la presencia de alguien que no pudiera confiar, llorar e incluso reír con sus propias tonterías.

Quería volver a comenzar con él chico que le ayudó a sus inicios cuando llegó a las tierras de Karmaland, pero aún así, esos tiempos ya no lo eran.

-Disculpa...¿Estás bien?- Una voz interrumpió el lloriqueo del pato haciéndole voltear limpiando su cara, el sentimiento lo había hecho descontrolar sus emociones.

-Si...discul...- Se quedó sorprendido al ver nuevamente esas hebras castañas, esas ojeras en los cansados ojos rojizos; al lado del chico se encontraba un cerdo que le estaba siguiendo. -¿Luzu?.

Su rostro era realmente sorprendido de ver nuevamente al mencionado con aquellas vestimentas tan oscuras y "emos" cómo siempre le llamaba. Su contrario le miro confundido.

-¿Cómo sabes mi nom...- Fue interrumpido al ser recibido por el desconocido que había encontrado, su puerco le miro confundido claramente por la situación que le encontraban.

-¡Eso no importa ahora!, ¿Dónde estuviste, pendejo?, ¡Estaba con el Jesús en la boca!- Exclamó entre preocupación Quackity pero ciertamente, estaba fingiendo, nuevamente había logrado tener su propósito, sabía que su siguiente pasó sería matar a Luzu; ahora que no sabía quién era. -¡Vamos!, ¡Te mostraré como hacer algo fantástico!- Habló animado tirando al contrario en el cerdo, tirando de este para llevar al chico a hacer una de sus miles cosas infantiles, después de todo, su brillo volvió y terminaría bien su trabajo.

[...]

Los meses pasaron, Quackity y Luzu habían tenido los suficientes momentos para conocerse como tal; los demás celebraban por su amistad enorme que haya sido nuevamente recuperada, todos descataban que ellos eran el dúo perfecto sin olvidar al duo del de cabellos nieves y cabellos azabaches, un fabuloso duo imparable que había pasado por más de una situación.
Pero esto trata del pato y el humano que interactúan siempre como la mitad del cada uno.
Pero Quackity ya planeaba y conocía los sentimientos que tenía el humano hacia el, debían terminar con la mejor forma después de todo.

-Quackity, ¿Porqué me traes aquí?- Cuestionó el de hebras cafés viendo que el anochecer se encontraba pronto para poder ambos regresar a sus casas y descansar. Lastima que está vez no lo harían.

-Quiero decirte algo, Lusu.- Su rostro se volvió serio tomando las mejillas del mencionado, este logro visualizar que el contrario poseía un leve rubor en las mejillas base al tacto ajeno. -Lusu, yo...- Le interrumpieron.

-¡Me gustas!.- Los nervios del ojo rubies le habían alterado exclamando esa declaración, no fue una sorpresa para el mitad ave, después de todo ya lo sabía. Dió un largo suspiro sonriendo bajo, con un par de aleteos se elevó para la altura del chico besando los labios de este, un dulce beso que unían sus sentimientos; después de todo se había vuelto a enamorar del mayor.

"Yo no voy a descansar hasta verte muerto, Luzu, mi única motivación es verte muerto."

Quackity saco de su bolsillo el arma cargada que había ocultado entre todas las salidas que había tenido con el de sudadera negra, no había tenido tanto valor las antiguas veces, pero ya era su momento, debía hacerlo. Entre ese beso dulce, se convirtió en uno agrió al dar el disparo en el pecho de Luzu.
Entre sus ojos se encontraban lágrimas saliendo por su acción, su mente le estaba negando aferrarse a ese sentimiento de amor hacia el ahora cadáver; hizo a un lado los arbustos que el mismo había puesto para esconder una tumba que días anteriores había hecho para la situación. Tiro el cuerpo que aún sangraba reflejando en el rostro de este, el shock del inesperado disparo.

-Como lo dije Luzu, mi felicidad...te la prometí.- Dio la espalda a la tumba. -Al cien por ciento...- Con una sonrisa, miro el revolver apuntando así mismo su poca cabeza.

¿Su plan?, Darse un tiro enfrente de la tumba para caer en el cuerpo de su amorío fallido, algo realmente ido de sus manos, pero él repitió mucho esas palabras, matar al castaño era su motivación y si él no lo haría, terminaría con su propia vida sin querer caer en las consecuencias de sus actos.

-Seremos felices, Lusu, lo seremos, un mundo en dónde no tenga que ser tu juguete de entretenimiento.- Susurró volteando a ver la fosa de tierra, suspiro dando su último tiro.

El cuerpo del azabache cayó como lo había planeado; nadie sabría lo que había pasado por las debidas notas que había preparado a todos de que no les buscarán por la razón de que el dúo mismo se había ido en búsqueda de sus propias aventuras.

Nadie sospechó que el dúo en verdad, se habia ido.

𝑇𝑜𝑦 𝐷𝑢𝑐𝑘𝑙𝑖𝑛𝑔. | 𝐿𝑢𝑐𝑘𝑖𝑡𝑦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora