A CIEGAS

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HENRY

Paso mis manos por mi cabello acomodándolo un poco ya que hoy decidí no usar goma ni cera, al terminar limpio mis manos con la toalla a mi lado mientras me miro en el espejo, de un segundo a otro ya no me miro a mi si no a la mujer que está recargada en el marco de la puerta de la habitación.

—¿A donde vas?— pregunta mirándome fijamente.

—A la fiesta de la hija de Alex— me giro para verla bien —¿Por que no vas con nosotros?

—No me interesa— mira la bolsa Chanel en donde esta el regalo de la chica —¿Que le compraste?

—Un bolso, Jack dijo que eso le gusta— no dice nada, detallo su rostro y... —¿Estás bebiendo otra vez?

—Ya vas a comenzar Henry— resopla.

—Estas bebiendo mucho otra vez Miranda, me preocupo por ti, Jack se preocupa de ver a su madre así— me mira a los ojos —Solo quiero que estes bien.

—No puedo creerlo— suelta una risa.

—¿Que cosa?

—¿Que cosa?, ¡¿que cosa Henry?, que actúes normal después de anoche, de la noche anterior y la anterior y la anterior!— alza la voz.

—Miranda, no...

—¿No quieres hablar de eso?, como siempre, pero estoy harta, ¿sabes cómo me siento después de que mi marido no se excite conmigo?— tenso la mandíbula —¿Sabes como me siento de que no se te pare cuando vamos a tener sexo?, dime, quiero saber, ¿soy yo?, ¿O eres tú?

—Ya basta— tomo la bolsa con el regalo.

—¡No!, dime, quiero saber que te pasa Henry, es raro que un hombre a sus treinta y nueve tenga ese problema, pero tú, dios— suspira —Tal vez tú...

—¡Ya cállate!— mi tranquilidad se va al carajo, como siempre —¿Cómo crees que voy a excitarme con una borracha como tú?, no soy yo el del problema, eres tú Miranda.

Sus ojos se empañan —¿Tienes una amante?

—No pienso seguir discutiendo.

—No me evadas.

—No quieras esquivar la verdad diciendo que tengo una amante, ya te dije que eres tú y tu asquerosa adicción al alcohol, así que deja ayudarte o de verdad ya no harás ni que me den ganas de darte un beso— paso por su lado para salir de la habitación.

Camino a las escaleras pensando en lo harto que estoy con esta situación, ¿en que momento mi matrimonio llegó a este punto?, claro, cuando ella comenzó a obsesionarse con el whisky y el tequila.

Antes de bajar recuerdo que mi hijo va conmigo así que lo llamo.

—¡Jackson, te espero en el auto, apresúrate que vamos tarde!

—¡Ya voy papá!

Ya en el auto pasan diez minutos y Jackson todavía no viene, voy a ir a hablarle de nuevo pero el sonido de mi celular me hace quedarme en el auto, es un mensaje, al ver la pantalla no puedo evitar sonreír.

Abro el mensaje para encontrarme con una perfecta foto de la chica con la que hablo desde hace tres meses, la conocí en una app que me negaba a bajar pero Alex me convenció diciendo que esta la opción de citas o de solo chat, yo elegí la segunda, aunque con las fotos que a veces me envía ella, creo que una cita un hotel no me parecería tan mala idea.

Sigo detallando la foto que muestra de su cuello para abajo, solo tiene puesto un sostén rojo que no me permite ver sus apetecibles senos, después de un minuto decido leer su otro mensaje.

ONE SHOT | HENRY CAVILL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora