Mi respuesta a aquel ayer

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Esta es la respuesta que me hubiera gustado haber dado en el instante en que la tuve a una confesión hace un tiempo; me pregunto con frecuencia si de hacerlo algo en mi vida ahora sería diferente... El hubiera no existe, lo sé, no entiendo por qué sigo pensando en aquello, no puedo cambiar el pasado.

Espero que así pueda dejar un poco más atrás el pasado y con ello ir olvidando mi remordimiento; trabajar en mis sentí y pensamientos.

Pienso en la respuesta desde aquel día...
Perdida en mi mente sin rumbo, sin una vía;
un dibujo, una melodía, una poesía...
Todo llegaba pero nada permanecía.

Sin embargo, un día algo cambió,
un crítico lo notó,
y desde la lejanía, desde ahí me miró;
desde a distancia, desde ahí me escuchó;
y su calidez la sentía, aun si los centímetros se volvían millas;
y aun si sus ojos se negaban a cerrarse ante lo que él llamaba maravilla,
lo único en mi mente era comprender qué era lo interesante,
¿por qué algo tan poco singular le parecía tan brillante?;
buscaba, pensaba y rondaba, y nunca encontré la respuesta a la interrogante.
¿La figura? Nada por destacar.
¿La mirada? Pasa sin avisar.
¿La sonrisa? Na que se pueda notar.

Creí que contemplar, pronto se volvería de una materia una tediosa tarea,
pensé que al platicar sonaba con eco, volviéndose una odisea.
Invariablemente, mi ser anhelaba un diferente contacto
para así comenzar un nuevo relato.
Pero la vida no estaba como la quería, cosas pronto pasarían;
la respuesta esa vez sonaría: -tal vez otro día-
creyendo que de nuevo otro día la pregunta aparecería
y con una mente mucho más tranquila
el tiempo, confianza, trabajo y pasión yo te concedería.

La bodega de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora