La bodega de mi corazón

Tú, yo y el recuerdo

Me es difícil la parte de las despedidas, nunca he sido buena en ellas, y de muchas formas las odio un poco; pero de esta manera, he encontrado el valor de decirme a mí misma que es necesario olvidar y dejar ir, quiero ver hacia adelante y solo recordar y aprender de lo que dejé atrás, eso incluye amores que alguna vez tuve y que me frenan a seguir enfocándome en mí y en lo que quiero en un futuro. Nada de esto es sencillo, y estoy pasando por una etapa en la que anhelo lo que era en ese momento, pero quiero seguir mi camino, ¿cómo se supone que salga de ese círculo vicioso? Esto ayuda, bastante yo diría, las palabras ya no se amontonan en mi cuerpo y por fin encuentran una salida.

Dedicado a aquel que me hizo sentir feliz, protegida y me hizo saber que no hay nada de malo en ser yo misma; a aquel por el que descubrí que no era una piedra sin sentimientos y que solo necesitaba a alguien con quien me pudiera entender más allá de ser solo amigos. Lamento el daño que te causé también, creí que era yo quien la estaba pasando mal, pero nunca noté que eras tú quien tal vez lo pasó peor; nunca tuve el valor para decir las cosas de frente, y eso nos lastimó a ambos, espero que estés mejor y seas feliz disfrutando de lo que la vida te ha dado, no espero ni quiero que me perdones si no es tu deseo, solo quiero que sepas que me disculpo por todo lo que hice y todo lo que no dije.

¿En qué momento pasó el tiempo?,
¿cuándo se volvió poco más que un recuerdo?,
olvidé que nada en la vida es lento,
todavía es para mí un tormento...

Y en un capítulo te encuentro
dentro de esta travesía,
lo disfruté, no miento;
pero fue por culpa mía
y, por omitir lo que aún siento,
que todo se desvanecería,
pues poco más que un momento
y solo el recuerdo me quedaría.

Seríamos los dos contra el resto,
entre las rimas de la poesía,
a lo largo del firmamento;
entre los trazos con que se pinta un lienzo,
a través de una prolongada vía.
Pero el destino de un hilo pendía,
y lo que sentía se incluía en el peso
sabía que de pronto con todo colapsaría,
y nuestro recuerdo residiría preso,
se transformaría en fantasía,
mi corazón no saldría ileso.

Sin embargo, ¿cómo te afectaría eso?;
estaba tan inmersa en mi agonía
que olvidé que tu corazón tampoco es de acero,
seguí siendo tan egoísta,
ignorando que tampoco eras de hierro.

¿De verdad fue todo un retroceso?,
sus ojos negaron algo expreso;
pero antes me había dejado un beso,
el sentimiento se hizo ciego.

Fue por mí que lo perdía,
y su recuerdo en mí insultaría;
Te lastimaría.
Lamento no haber soltado lo en mi residía.

No te odio, no podría;
son efectos adversos
de la culpa que es mía,
de todos los decesos.

Conviértete en cerezo,
combínate con el mediodía,
y recupera todo aquello
fluyendo como melodía.

Es mi deseo contigo empezar de cero,
vaya ironía, si eres lo que más pedía.
¿Y si esta vez no empiezo?, ¿y si mejor me alejo?,
mantenerme en la lejanía, a nadie lastimaría.